1. Unos zapatos blancos
Por mucho que sean tu perdición, admite que es imposible que unos zapatos blancos puedan quedar bien con cualquier prenda respetable. Si además, se tratan de unos zapatos de punta de esta tonalidad peor aún. Olvídate de este objeto de pecado a no ser que seas el típico ricachón de rancho de las míticas series americanas. Informe21
2. Una corbata de Los Simpsons
Existe un cariño especial a esta familia de seres amarillos. Pero, eso no es excusa alguna para tener cientos de objetos de ellos por casa. Posiblemente, la peor opción pueda ser una corbata, por relacionarlo con el tema de la elegancia. Aún así, si tienes boxers de los hijos de Matt Groening piénsatelo.
3. Los palestinos de la infancia
Esa etapa hippie de la infancia que te perseguirá hasta el fin de los tiempos. Quemaste todos tus pantalones elásticos y tribales. Ya es hora de deshacerse de la colección de palestinos sin color que almacenas al fondo del cajón. Y, por favor, ni se te ocurra volver a utilizarlos. Una crisis por la edad no es excusa.
4. Una colección de felpas de colores
Tienes el pelo largo, pues déjalo al viento. Puede ser incómodo para algunas actividades, pero para eso existen las gomas del pelo. Eso sí, tampoco abuses de estas. Olvida las felpas, desde el cariño, no querrás que te acaben comparando con Carlos Vives.
5. Camisetas con transparencias
Las transparencias en un hombre no es algo positivo. Da igual que tengas un cuerpo estupendo y puedas lucirlo. Una camiseta con transparencias solo aportará feminidad al asunto. Hay veces que por mucho que una prenda esté de moda es mejor olvidarla.
6. El collar surfero que te regaló tu primera novia
El cierre está roto, te costó la última gran pelea con tu pareja actual y aún así sigue almacenado en el fondo del armario. Olvida el pasado, rompe con aquel chico con acné que consiguió su primer beso y elimina ese collar surfero de tu vida.
7. La ropa de mujer que usaste para la despedida de soltero de tu amigo
Llega cualquier macro evento entre amigos y con él los disfraces. Tú conservas todo un set de ropa femenina para la ocasión y vuelves a convertirte en mujer. Hay mejores opciones para ser el rey de la fiesta. Di no a la gatita sexy.
8. El peluche que te hizo feliz cuando eras pequeño
Tu gusano con luz, tu osito de peluche que abrazabas al dormir. Cuando te independizaste dejaste todo en casa de tus padres para empezar una nueva vida. Entonces, ¿por qué sigue ahí ese trozo de algodón y poliéster en el armario? Solo espero que no le falte un ojo y que se haya terminado la etapa de abrazarlo.
9. El mando de la tele
La obsesión por el mando de la tele de algunos seres humanos les ha llevado a hacer verdaderas locuras. Si no quieres que tu pareja te quite tu partido, serie o programa favorito díselo. Sé valiente y no acabes escondiendo el mando en el armario.
10. La pizza que sobró del día anterior
No sabes muy bien porqué, pero los restos de pizza de ayer han acabado conquistando tu armario. Supones que el hambre de media noche te jugó una mala pasada y que guardaste la caja allí como si de un frigorífico se tratara. Ten cuidado, o acabarás oliendo a queso y pepperoni.