El Estado venezolano inició el jueves la compra de un 19,95 por ciento de la siderúrgica Sidor, por unos 667 millones de dólares (6,30 bolívares por dólar) luego de un acuerdo con los accionistas que requirió años de negociación, con lo que pasará a ser dueño de la totalidad de la mayor acería de la región andina y el Caribe, informa Reuters.
Desde hace poco más de un lustro, la producción de Sidor ha caído año tras año por lo que los poco más de 15.000 accionistas que suman ese paquete, impedidos de percibir dividendos, buscaron despojarse de su participación.
“Ya se inició el proceso de compra de acciones”, dijo una fuente de alto rango del holding que agrupa a las empresas de metales venezolanas, CVG, que pidió el anonimato por no estar autorizada para declarar.
El proceso de compra de las acciones -cuyo precio ya fue previamente acordado- se extenderá hasta mediados de marzo, precisó.
El plazo se ajusta a un cronograma previamente establecido en un acuerdo entre la empresa y los accionistas, que recibirán en efectivo unos 4.200 millones de bolívares (667 millones de dólares) a razón de 657,5 bolívares por acción.
Tras la privatización de Sidor en 1998, un 80 por ciento de la propiedad pasó a manos de la argentina Ternium y un 19,95 por ciento fue adquirido por 15.640 accionistas -entre trabajadores y jubilados-. El restante 0,05 por ciento es propiedad del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes).
Durante una década y cada seis meses, los socios minoritarios gozaron de la rentabilidad que generaba la acería que, por entonces, producía al tope de su capacidad instalada de 5 millones de toneladas de acero líquido.
Sin embargo, luego de su renacionalización decretada en mayo del 2008 por el fallecido Hugo Chávez, los accionistas dejaron de percibir dividendos a tono con la caída en la producción, iniciando negociaciones con el Gobierno para vender el paquete.
Con una producción menguante que el 2013 fue de apenas 1,4 millones de toneladas de acero líquido -su peor nivel en casi 20 años- Sidor es la punta del iceberg de la crisis que atraviesa la industria de metales en Venezuela por desinversiones, atraso tecnológico y conflictos laborales.
A pesar de ello, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro confía en recuperar los niveles de producción y llegar, en el corto plazo, a la plena capacidad operativa de la industria que, alguna vez, fue una de las más importante de América Latina.
Por el momento, los pocos socios extranjeros que aún permanecen en la industria minera venezolana, buscan marcharse del país petrolero como el consorcio japonés que posee el 20 por ciento de la reductora estatal de aluminio Venalum.
El conglomerado japonés incluye a Showa Denko, Marubeni, Kobe Steel, Sumitomo Chemical, Mitsubishi Materials y Mitsubishi Aluminum.
(1 dólar = 6,3 bolívares)
Reuters