Lapatilla
Lo primero que se preguntará el lector es: que hace Dudamel en este grupo? E Insulza? Los otros tres son evidentes miembros de la pandilla que ha creado la tragedia Venezolana.
Castro, cualquiera de los dos, puede definirse como el autor intelectual del crímen contra Venezuela. El castrismo ha controlado las mentes que han hecho el trabajo sucio en nuestro país: primero el difunto, ahora Maduro, teniendo al lado a un Cabello quien es, en paralelo, su mejor aliado y su peor enemigo ya que tiene una agenda diferente pero igualmente horrible para Venezuela y solo espera la mejor oportunidad de llevarla a cabo.
En el campo moral puede decirse que aunque los criminales por comisión son Castro, Cabello y Maduro hay otros criminales, esta vez por omisión, porque han guardado silencio cómplice frente a la tragedia venezolana. Entre ellos menciono a Gustavo Dudamel y a José Miguel Insulza. Pero también pudiera mencionar a los deportistas quienes han debido ser modelos para la Venezuela democrática y se plegaron a la satrapía, como Maglio Ordoñez, o a los embajadores quienes hoy guardan silencio desde sus lejanas y cómodas oficinas de Londres, Madrid, Roma, Washington, Nueva York y Singapore, hombres y mujeres quienes son, moralmente, tan culpables del crimen contra la ciudadanía venezolana como quienes accionaron los fusiles contra los estudiantes.
Por qué Insulza? Porque en su condición de Secretario General de la OEA durante los últimos siete años no ha levantado un dedo para defender la democracia en Venezuela, uno de los países miembros de la organización. Porque, al contrario, ha hecho todo lo posible para defender la causa de las satrapías latinoamericanas, identificándose de manera descarada con los dos grandes regímenes forajidos de la región: Cuba y Venezuela y con el ALBA, organismo satélite de esos regímenes.
Por qué Dudamel? Porque su silencio ante los abusos de poder del régimen ha sido intolerable, dada su condición de venezolano de gran prestigio internacional. Su respaldo al régimen por omisión ha sido trágico para el país, como se lo ha hecho saber en ejemplarizante carta la pianista Gabriela Montero. Sus actuaciones en respaldo del régimen son particularmente criticables porque algunas, como las del 12 de febrero, se llevaron a cabo mientras ocurrían las protestas de los venezolanos contra la satrapía y la represión criminal de la satrapía contra los ciudadanos. Ese día Dudamel daba un concietrto en Barqusimeto, como si en Venezuela no estuviese ocurriendo nada. Cuando se tiene un nombre en cualquier campo, artístico, científico o politico, ese nombre debe ponerse al servicio de los mejores ideales de su pueblo. Pablo Casals lo hizo así. Chopin lo hizo así. No así Furtwangler o Ezra Pound, quienes prefirieron apoyar, con su prestigio, la causa de la tiranía. De la mima manera que Dudamel lo hace ahora.
A la hora de las responsabilidades todos los venezolanos estamos en la obligación de definirnos, de adoptar una postura clara y de correr con todos los riesgos de hacerlo. Así lo han hecho los personajes que menciono y por ello los pongo, desde el punto de vista ético, en el mismo saco.