Las escasas medidas de seguridad en torno a la Torre de Shanghái, el edificio en obras del que será, a partir de 2015, el segundo rascacielos más alto del mundo, permitieron que dos jóvenes enmascarados lo escalaran hasta las grúas que coronan la construcción, a unos 650 metros de altura, sin ser detectados.
Así lo explicó uno de ellos, el ucraniano identificado con el pseudónimo de Vitaly Raskalov, en una entrevista publicada hoy por el medio local “That’s Shanghai”, en la que explica algunos detalles de su aventura, que fue filmada y fotografiada, y que se ha hecho muy popular en internet en los últimos días por su espectacularidad.
Raskalov y su amigo ruso Vadim Makhorov (otro pseudónimo) aprovecharon el parón vacacional del pasado 1 de febrero, justo en la noche del Año Nuevo Lunar chino, en que prácticamente se paraliza todo el país, para introducirse en las obras del rascacielos, que tendrá 127 pisos y 632 metros en 2015.
La escasa vigilancia del acceso a las obras ese día y la ausencia de operarios hicieron posible que se adentraran en su interior y que, tras una hora y media subiendo escaleras hasta el último piso construido, el 121, durmieran al pie de las gigantescas grúas rojas que lo coronan, para escalarlas también horas después, ya de día.
De esta manera, los dos jóvenes treparon hasta una altura de unos 650 metros, suspendidos sobre el vacío, ya fuera de la vertical del edificio, y consiguieron salir de la torre de nuevo sin ser detectados, tras pasar 18 horas en su interior.
Como resultado divulgaron así vistas espectaculares de uno de los paisajes urbanos más impresionantes del planeta, el del futurista barrio financiero de Lujiazui con sus cientos de rascacielos, incluidos los que son ya señas de identidad de la ciudad, pero vistos desde arriba en ocasiones hasta a través de las nubes.
En sus imágenes destacan otros emblemáticos rascacielos como el Centro Financiero Mundial de Shanghái (el más alto de China y el sexto mayor del planeta, con 101 pisos y 492 metros), la torre Jin Mao (decimosexto mayor, con 88 pisos y 421 metros) y la inconfundible torre de televisión Perla de Oriente (468 metros).
Según Raskalov, habían planeado la hazaña con seis meses de antelación. Antes de viajar a Shanghái escalaron también edificios en Hong Kong y Cantón, y ahora planean viajar a Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y Canadá en busca de aventuras similares.
En el centro de Shanghái, antes de subir al rascacielos, escalaron también una de las dos antenas del Shimao Plaza, el edificio más alto del corazón histórico de la ciudad, a 333 metros del suelo, que coronan un famoso hotel frente a la Plaza del Pueblo, donde se encuentra la sede del propio Gobierno local.
La falta de seguridad en la Torre de Shanghái “nos sorprendió mucho”, a pesar de que contaban con el parón vacacional, afirmó Raskalov.
“Sólo había guardias de seguridad, y los guardias sólo miran sus pantallas”, dijo.
“Sabíamos que en ese momento nadie trabajaba: los operadores de la grúa no trabajan, la seguridad no aparece, fue muy simple, nos sorprendió”, aseguró el joven, que se dedica, con su compañero, a escalar edificios y vender las imágenes que consiguen, y que dijo que subir hasta lo alto de uno tan alto le hace “sentirse libre”.
Según reveló, las autoridades chinas pidieron a la Embajada rusa que identifique a los dos jóvenes para prohibirles la entrada en el país durante 20 años, pero Raskalov afirmó estar tranquilo, ya que nadie conoce sus auténticos nombres y él mismo, de hecho, es ucraniano.
El escalador, que también coronó las pirámides de Giza, en Egipto, dijo que publicaron su famoso vídeo antes de salir de China, y explicó que se inició en su espectacular y peligrosa ocupación hace cuatro años, cuando empezó a subirse a algunos edificios, con otros amigos, para hacer buenas fotografías de la ciudad. EFE