La Plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev, foco de las protestas que ayer llevaron a la destitución y huida del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, se encuentra tranquila hoy, mientras el Parlamento sigue formalizando la toma de poder por la oposición.
Los kievitas han salido de sus casas para acercarse al corazón de la revolución, la plaza convertida en un memorial de los caídos durante los trágicos acontecimientos que esta semana dejaron más de 80 muertos.
Miles de claveles depositados allí recuerdan el precio que han pagado los manifestantes por deponer al presidente Yanukóvich.
El Maidán, como ya se conoce en todo el mundo esta plaza, y sus alrededores, recobran poco a poco la normalidad y mujeres y niños vuelven a pasear por el centro histórico de su ciudad, donde se han abierto los restaurantes y bares que en los últimos días habían cerrado en medio del caos.
En las barricadas que delimitan los accesos a la plaza y también a las calles Grushévski e Institútskaya, escenario de los enfrentamientos más sanguinarios, flores y velas comparten espacio con las aún armadas autodefensas.
Estos destacamentos no tienen intención por el momento de abandonar sus puestos en las barricadas ni tampoco dejar el Maidán para volver con sus familias.
Así se lo pidió ayer la ex primera ministra Yulia Timoshenko, quien tras ser excarcelada viajó a Kiev y llamó a permanecer en el Maidán hasta que las promesas de cambio se conviertan en realidad.
Entretanto, el Parlamento, controlado por la hasta hace poco oposición, sigue celebrando una sesión para formalizar los nombramientos de las nuevas autoridades tras destituir ayer a Yanukóvich y a otros altos cargos. EFE