Después de la muerte de Gómez, luego de 27 años de tiranía, la estructura de poder que dejó huérfana el sátrapa de La Mulera, compuesta por intelectuales que habían enajenado sus principios, funcionarios profundamente corruptos, militares sanguinarios y políticos aduladores, encuentra que ninguno de ellos garantiza la supervivencia del régimen y deciden entonces que el único que puede transitar con éxito los avatares del futuro incierto que se avecinaba sobre Venezuela, era un militar muy profesional, de conducta intachable confinado por el propio Gómez al ostracismo en el estado Táchira: el General Eleazar López Contreras. Este singular hombre le daría un giro a la conducción del país durante su mandato, alejando al poder de las prácticas dictatoriales de su antecesor. Bajo su presidencia se crearon instituciones como: el Instituto Pedagógico de Caracas, El Museo de Bellas Artes, el Museo de Ciencias, la Sociedad Bolivariana de Venezuela, el Banco Central de Venezuela, el Ministerio de Agricultura y Cría, el Consejo Venezolano del Niño, el Cuerpo de Bomberos de Caracas, etc.
En atención a la proliferación de manifestaciones callejeras, aumento del abigeato y el cuatrerismo, incremento de la delincuencia, intensificación del contrabando, etc., López Contreras inició consultas y decidió crear en 1937 la Guardia Nacional de Venezuela, una Policía Rural a caballo, a pie o en vehículo, a fin de defender a la población venezolana y proteger las garantías individuales, así como la propiedad. De manera que esta institución policial vino a llenar un vacío institucional y tuvo el propósito de salvaguardar el orden público, así como garantizar los bienes de los venezolanos. Actualmente la misión de este organismo se expresa así: “La Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela conducirá las operaciones exigidas para el mantenimiento del orden interno del país, cooperará en el desarrollo de las operaciones militares requeridas para asegurar la defensa de la Nación, ejercerá las actividades de policía administrativa y de investigación penal que le atribuyan las leyes, así como también participará activamente en el desarrollo nacional, en el territorio y demás espacios geográficos de la República Bolivariana de Venezuela”.
Todos los expertos coinciden en que la formación del personal de tropa de la GN tiene un perfil de contención ciudadana, pero de respeto a los derechos humanos, sobre todo la protección de la integridad de la persona, el derecho a la vida y la garantía de la propiedad. Siempre se dice que el ejército no debe ser utilizado para controlar el orden público porque su formación no le permite cumplir tal función; sin embargo vemos como la ideologización de un componente militar revierte todos los valores de la ley que lo creó. Hoy la conducta de la Guardia Nacional en el manejo de las protestas callejeras de febrero y marzo de 2014, ha sido tan reprobable que no merece otro calificativo que el de un cuerpo de la muerte. La saña conque sus efectivos han reprimido a los estudiantes y a cuanto ciudadano se ha atrevido a filmar sus desmanes, ha sido tal que se han equiparado a los cuerpos represivos de Putin, Lukashenko, Gadaffi o Bashar al Assad.
Lo que hemos visto por los medios: un grupo de guardias nacionales persiguiendo a un ciudadano que se cae y se golpea, es hecho preso, metido en una tanqueta y llevado luego al Hospital Vargas, con fractura del cráneo y múltiples contusiones que luego le causarían la muerte, es un comportamiento salvaje, lleno de odio y que deja muy mal parado a este componente militar. Las mujeres golpeadas en la cabeza por cascos manipulados por efectivos femeninos de la GN, habla de la descomposición de la otrora Policía Nacional que creó López Contreras. Los disparos a los balcones y ventanas de vecinos que corean consignas contra el gobierno y la destrucción de vehículos con tanquetas, no deja dudas que este es un cuerpo de que se comporta como bandoleros.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas, 7 de marzo de 2014