Esto no tiene vuelta atrás, porque el régimen auto elevó irreversiblemente el costo político de mantenerse en lo que a su vez -y contradictoriamente- niega ser, en otras palabras, sólo podrá mandar a callar para fingirse democrático, sólo podrá perseguir para mostrarse institucional, solo podrá violar para calificarse como constitucional, y sólo podrá masacrar para conservar su legitimidad.
Por lo tanto sólo podrá desnaturalizarse si persiste en su determinación, desestabilizarse si avanza, volverse ingobernable si insiste, hasta mutar finalmente, de estado necesario a la invocación agónica del estado de necesidad.
El designio ya asomó, y lo trágico consiste en que nadie parece poder interceptar y detener todo esto.
“Ser la expresión consciente del movimiento inconsciente…” sigue siendo la misión histórica de las verdaderas vanguardias.
@FBoccanera
Federico Boccanera
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