Uno de los pasajeros que volaba con pasaporte robado en el desaparecido vuelo de Malasia era un adolescente iraní de 19 años, Pouria Nour Mohammad Mehrdad, que no sería un terrorista, sino un inmigrante ilegal. Según informa este martes la BBC, así lo cree el inspector jefe de la Policía malasia, el general Khalid Abu Bakar, para quien «no es probable que sea miembro de un grupo terrorista». abc.es
Las autoridades de Malasia, que han identificado al joven mediante las grabaciones de las cámaras de seguridad del aeropuerto, ya se han puesto en contacto con su madre, que lo estaba esperando en la ciudad alemana de Francfort. Al parecer, allí tenía previsto pedir asilo. A tenor de una información anterior de la BBC, iba acompañado de otro hombre iraní que también viajaba con un pasaporte robado en dirección a Copenhague.
Ambos pasaportes, uno de Italia y otro de Austria, habían sido sustraídos a sus respectivos titulares, Luigi Maraldi y Christian Kozel, en Tailandia. Con ellos, y según informaba ayer el «Financial Times», un intermediario también iraní había adquirido los billetes en una agencia de viajes de Pattaya, el más famoso destino de turismo sexual en Tailandia.
Pero las circunstancias de la compra, explicadas por la propia dependienta del local, ya hacían pensar que se trataba de un caso de inmigración ilegal más que de terrorismo islámico. Además de que llevaba tres años comprándole billetes de avión, el intermediario iraní, conocido como «señor Alí», no había requerido el vuelo MH 370 de Malaysia Airlines, sino los pasajes más baratos para una ruta que tenía como destino final Europa.
En trayectos distintos, la «touroperadora» hizo una reserva con Qatar Airways y otra con Etihad. Pero ambas expiraron sin que fueran abonadas y, cuando el «señor Alí» volvió a la agencia el pasado jueves, justo un día antes del vuelo desaparecido, le pidió de nuevo los billetes más asequibles para los mismos destinos. Ahí fue cuando la agente de viajes reservó los pasajes del fatídico vuelo MH 370 entre Kuala Lumpur y Pekín, donde ambos pasajeros se detendrían unas horas antes de reemprender el viaje a Ámsterdam, siguiente escala de su periplo hacia sus respectivos destinos finales. Fuentes de la Policía tailandesa confirmaron a la cadena CNN esta historia añadiendo que el comprador se hacía llamar Kazem Alí. Desde que China no exige visado a los pasaportes de la Unión Europa para un tránsito de 72 horas, esta ruta por Pekín es utilizada con frecuencia por las mafias de la inmigración ilegal
Se amplía la búsqueda
Mientras se va despejando el enigma de los pasaportes robados, la búsqueda del avión desaparecido se ha ampliado más allá de las aguas del sur de Vietnam donde se perdió el contacto con el aparato, en la zona donde el Golfo de Tailandia confluye con el Mar de China Meridional. Ante la sospecha de que la aeronave pudiera haber girado en pleno vuelo sin avisar a la torre de control, como detectaron los radares poco antes de que desapareciera, el rastreo se ha extendido justo al extremo opuesto de la Península Malaya, en aguas del Estrecho de Malaca y del Mar de Andamán.
De momento, todas las hipótesis están abiertas. Aunque la teoría del atentado terrorista va perdiendo fuerza por estas últimas revelaciones. También el secretario general de Interpol, Ronald Noble, ha asegurado este martes que la desaparición no se debe a un «incidente terrorista».
«Cuanta más información tenemos, más inclinados estamos a concluir que esto no es un incidente terrorista», ha asegurado en una rueda de prensa en donde ha revelado la identidad de los pasajeros con el fin de obtener más información para «determinar si se trataba o no de un atentado terrorista».
Por ahora los técnicos tampoco descartan que el avión se desintegrara en pleno vuelo a 10.000 metros de altura por un fallo mecánico. Pero deberían haber aparecido ya sus restos y de momento no hay ni rastro del aparato. Es, sin duda, uno de los mayores misterios en la historia de la aviación.