Por y para ellos, a todo riesgo, hago uso de la parresía. Y como tal, la tomo como austero ser humano creyente del buen hombre que vive en el presente y cree en la libertad de expresión. Pues, sin ser militante de izquierdas y más admirador que discrepante, de socialistas como François Mitterrand, Nelson Mandela, Felipe González, Lula da Silva, Michelle Bachelet y “Pepe” Mujica, entre otros, me pronuncio. Lo hago por y para ese hombre multidimensional, que defensor o desafecto del comunismo, sigue siendo en los hechos, defensor de la democracia, de la diversidad, de la heterogeneidad y la libertad. Además, como luchador y creyente de las libertades democráticas, declaro que quien es libre, lo es, porque lucha por la libertad de expresión, de actuar y de ser. Puesto que, si espera a que alguien le dé libertad sin luchar, entonces no es libre ni lo será. Además, nadie será auténticamente libre, si esclaviza en nombre de su libertad.
Ahora bien, si vosotros conocéis estas virtudes, si sois hombres de izquierdas, ¿por qué te habéis dejado rebasar por la seudoizquierda que ha hecho tanto daño al mundo y al país? Y es justamente a ella, a la que me permito interpelar casi a razón de sátira prospectiva y menipea. Sí, a vosotros que sois depredadores de la izquierda, os interpelo, con la disculpa y la autoridad de ser un ciudadano común, que no puede morderse la lengua para preguntaros lo siguiente:
¿Por qué engañáis a la humanidad con falso altruismo e inauténtica bondad para tomar el poder y luego la despojáis de libertad? Así lo dice la historia de los países del mundo donde habéis impuesto vuestra “desviación”. ¿Por qué decís que estáis contra el sistema de abusos del capitalismo y que amáis la libertad; pero si tenéis el poder, la atropelláis cuando alguien se resiste a pensar como vosotros, no acepta a vuestro sistema de iniquidades y arbitrariedades, cuando así actuáis? ¿Cuántas veces por acción directa, por omisión, por aceptación, por asentimiento o retaliación habéis detenido, torturado, desterrado y asesinado en nombre de vuestras revoluciones y conceptos de libertad? ¿Por qué si habláis en defensa de la libertad y la vida, reprimís, encarceláis y asesináis en cuanto tus semejantes reclaman derechos constitucionales? Acaso, ¿esto genera paz o es una manera de reinar, en un mientras tanto, sobre el miedo? ¿Por qué en el país donde gobernáis, los únicos seres libres son vuestras señorías y en momentos de turbulencia os tornáis como los más viles dictadores de derechas? ¿Por qué vuestros pensamientos jamás giran en nombre de la libertad de los que no se doblegan a vuestras formas de pensar y actuar? Si dices que gobernáis con el pueblo, entonces, ¿por qué cuando este protesta, clama libertades, gime de hambre o por falta de justicia, no lo escucháis y la ira os devora como dioses vengativos y lo reprimís mortalmente? ¿Acaso esa es la más alta democracia socialista de la que habláis? ¿Por qué vosotros dividís a una nación entre los que te apoyan y los que arrojáis a la condición de no-personas por ser opositores o disidentes?
¿Por qué, si vuestra ideología es materialista y atea, cuando buscáis o estáis en el poder utilizáis las verdades bíblicas y decís que creéis en Dios? ¿Por qué habláis de humildad, sencillez y austeridad si el oro y el poder os delatan como ostentadores de riquezas y despilfarradores del dinero por el que nunca habéis trabajado? Aquí es donde comienza, de alguna manera, a decir Ludwig von Mises que el socialismo fracasa porque “carece de cálculo económico”, además, a mi parecer, en la producción y abastecimiento sois inoperantes e inefectivos para garantizar la seguridad alimentaria. ¿Será que cuando estáis en el poder perdéis la humanidad, la operatividad productiva, la ética y la noción de lo que significa corrupción?
¿Por qué en nombre de tu condición de izquierda sois capaz de mentir, sembráis a tus opositores de falsos positivos, viráis la verdad y los acusáis falsamente? ¿Por qué, cuando te aferráis al poder pesáis que es bueno someter a fuego, sangre y muerte a medio país, para que la otra mitad sea feliz? ¿Por qué si el socialismo es tan eficiente no se ha propagado ni logra propagarse como la democracia? ¿Será por vuestra culpa? ¿Por qué si habláis de amor, de justicia, de igualdad y equidad; termináis odiado por vuestro pueblo, con una carga de crímenes de lesa majestad y sus connacionales terminan en las calles gritando de júbilo como si hubieran derrocado al más grande opresor de la nación? Si la praxis política os empuja al fracaso o al delito, es porque el método está equivocado, es ineficaz o lo utilizáis incorrectamente. Y es más susceptible al fracaso cuando vosotros entráis a ser, como siempre, totalitarios.
En la obra: El Uso de las Ideas Políticas, Bárbara Goodwin, escribe que el acuñador del término “la democracia totalitaria”, Jacob Talmon afirma que: “el Totalitarismo en acción «politiza» la totalidad de la vida, extendiendo indebidamente la esfera pública e invadiendo la privacidad en detrimento del bienestar individual.” Es allí justamente, donde la imperfecta; pero perfectible democracia, supera al socialismo científico y cerrado. Pues, cuando un gobierno democrático fracasa o se equivoca, el pueblo acude a sus instituciones y a sus herramientas constitucionales para separarlo del poder; pero vosotros como gobierno os blindáis hasta el extremo de provocar las más absurdas y cruentas formas represivas para manteneros. Además, debéis recordar que los delitos de lesa humanidad no se perdonan con escusas ni prescriben. Y vosotros habréis de comprender, que quien gobierna por la fuerza, podrá someter; pero jamás convence. Por ello, en 15 años no habéis convencido a los trabajadores; menos a la mayoría de la juventud estudiosa venezolana. Allí la tenéis en la calle, aquilatada y cargada de pueblo. Si vuestro régimen aún sobrevive, es gracias a los petrodólares, al clientelismo político y al cascaron del poder. Muchas veces la política es como el amor: quien la compra, la prostituye; si engaña, defrauda. Además, nadie ama ni se deja amar a la fuerza. Y quien trata de amar por la fuerza, viola.