Las campanas de la Basílica de Chiquinquirá sonaron pasadas las 11.00 de la noche. El método usado en la vieja colonia hizo un llamado a los vecinos de El Saladillo para que se acercaran. El templo permanecía indefenso, sin electricidad ni vigilancia y rodeado de motorizados que se dedicaban a saquear el aledaño edificio donde se encuentra el Centro Rafael Urdaneta (CRU). laverdad.com / Luzmila Mejía Smith
El pánico invadió a las únicas tres personas que se encontraban en la morada de La Chinita: el párroco, el sacristán y un servidor de María. No sabía cómo ni dónde avisar de la situación irregular; los enfrentamientos registrados en las Torres del Saladillo el pasado miércoles impedían que Corpoelec accediera a la zona a reponer el servicio eléctrico caído desde las 11.00 de la mañana y a los cuerpos de seguridad prestar atención especial a la iglesia.
El servicio de vigilancia restituido hace 15 días con ocho oficiales de la Policía del Zulia, divididos y distribuidos en cuatro cada seis horas, desaparecieron de las inmediaciones del templo para ofrecer refuerzo en la avenida Padilla y en la conflictividad registrada en las torres residenciales.
Eleuterio Cuevas, párroco de la Basílica de Chiquinquirá, calificó la situación de “atípica”. No fue hasta las 12.00 de la medianoche cuando funcionarios de la Policía municipal se acercaron para resguardar las inmediaciones hasta la llegada de la electricidad, dos horas después.
Las 15 horas sin servicio eléctrico, sumados al gas lacrimógeno que se expandió en la zona, obligaron a los trabajadores a mantenerse con paños húmedos para reducir los efectos negativos y a cerrar las puertas de la casa de La Chinita a sus fieles. “La Basílica estuvo prácticamente sola”, refirió Cuevas.
Vigilancia intermitente
Una reorganización del servicio policial para ubicarlos en las largas colas de supermercados o en la reactivación del Parque Urdaneta dejó a la Basílica sin el funcionamiento de la Brigada Chiquinquireña en 2013. Las otras actividades a las cuales deben ahora dedicarse, apuntó Cuevas, disminuyeron el personal oficial en las inmediaciones del templo y, por ende, debilitaron el resguardo.
Este año, que restablecieron el cuerpo de seguridad, reactivaron la atención del área, pero las protestas volvieron a desviar las funciones de los oficiales de La Chinita. Ayer la morada de la Virgen abrió de nuevo las puertas a sus fieles sin vigilancia alguna.
Cuevas aprovechó para hacer un llamado de paz. Pidió diálogo y la búsqueda de caminos de entendimiento como una sola nación que sufre la misma pobreza y necesidades.