Apenas toca el suelo una nube de humo tóxico se dispersa. Su efecto es inmediato, abrir los ojos se vuelve intolerable, se pierde la visión por el lagrimeo que producen los gases, la luz molesta, se siente dolor. La sensación de quemadura en los ojos, la garganta y boca es lo que siente cualquier persona que entra en contacto con los químicos que se desprenden de una bomba lacrimógena luego de ser explotada. En Venezuela su uso se volvió frecuente durante las últimas semanas para dispersar manifestaciones.
Las utilizaron en Palaima, Torres del Saladillo, plaza de La República, entre otras partes del estado. En algunos casos se denunció que estas habrían sido detonadas en el interior de apartamentos. La Verdad hoy ilustra los efectos, consecuencias, y químicos que componen al “gas del bueno”. Nancy Martínez, oftalmóloga, alerta que los niños, adultos mayores de 70 años, hipertensos, asmáticos deben tener mayor cuidado
Vía Laverdad.com