Tres amigos, un panadero y un taxista independiente, fueron asesinados a balazos por una pareja de motociclistas, quienes atacaron a las víctimas a mansalva frente a un puesto ambulante de perros calientes, en la vía Panamericana, municipio García de Hevia, reseña La Nación.
El crimen sucedió a las 3 y 30 de la madrugada del domingo, a pocos metros de un centro nocturno, del cual se asegura que habían salido los amigos Nelson Jesús Uribe García, de 25 años, quien laboraba en un autolavado; Andy Greisindon Higuera Portilla, de 31, vendedor de autoperiquitos y William Ramón Toloza Pérez, de 29 años de edad, transportista de la línea Circunvalación La Fría.
Según versiones conocidas a través de familiares de algunas de las víctimas, junto a los tres amigos y que se encontraban en un vehículo Chevrolet Corsa, estaban eventualmente en el lugar el panadero Víctor Manuel Cárdenas Castellanos, de 45 y el taxista José Ramón Carvajal Mendoza, de 29 años, quienes al igual que otras personas, degustaban de una hamburguesa, cuando fueron atacados por dos hombres con ráfagas de pistolas automáticas desde una motocicleta.
Al momento del ataque y según relatan las fuentes, dos de los tres amigos se encontraban al interior del pequeño automotor compacto, un Corsa de placas AH209AM, por lo que fueron primeramente blanco de las balas Andy Greisindon Higuera, dueño del vehículo, mientras que en el asiento del copiloto, quedó gravemente herido Nelson Jesús Uribe.
Todo indica y de acuerdo con los relatos que William Ramón Toloza, fue alcanzado por los disparos en el momento que se dirigía al puesto de comidas para llevarles hasta el vehículo unos perros calientes a sus acompañantes, por lo que su cuerpo quedó distante a varios metros del carro en el que departían.
Se presume que en el ataque mueren eventualmente el panadero Víctor Manuel Cárdenas, pues este tenía apenas unos instantes de haber llegado al sitio, al igual que el taxista José Mendoza, quien recibió múltiples balazos en un viejo carro Maverick en el que se hallaba recostado.
Para cubrir su retirada, la pareja de homicidas disparó indiscriminadamente y huyó del sitio del suceso.
Tras el ataque, la zona fue acordonada por funcionarios de Politáchira, quienes se encargaron de custodiar la escena del crimen y conservar las evidencias de interés criminalístico.
Detectives del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones, Penales y Criminalísticas, fueron los encargados del levantamiento de los cuerpos, así como de la recolección de las pruebas de tipo forense, entre ellas, numerosos casquillos de balas calibre 9 milímetros.
El traslado de los cuerpos se efectuó en unidades particulares hasta la morgue del Hospital Central, pues aparentemente los investigadores no cuentan con vehículos apropiados para este tipo de funciones.