Todo ejercicio arbitrario de poder que fracture el orden constitucional es un golpe o un autogolpe, como es el caso. Los allanamientos de la inmunidad a parlamentarios disidentes son igualmente un atentado a nuestra Constitución Nacional y lesionan fatalmente la autonomía de los Poderes Públicos, piedra angular de la democracia. La amenaza que se cierne hoy sobre María Corina Machado, mañana será contra cualquier otro Diputado que quiera elevar su voz. Si el Poder Judicial es el arma para asesinar a la autonomía municipal y la descentralización, pero también para liquidar al Poder Legislativo o justificar la violación de DDHH y la tortura; si a la Defensora del Pueblo le parece que toda esta atrocidad “tiene sentido” y la Fiscal General forma parte de la comparsa represiva ¿Quien puede creer que en Venezuela hay democracia? El régimen busca cerrar definitivamente la vía electoral y aterrorizar a la sociedad democrática. Poco le importa la paz, ni el descredito internacional que gana con sus tropelías, mucho menos le importan los problemas reales de la población. Nicolás sueña con una invasión yanqui o con ver a Capriles haciéndole el juego a la violencia. Como a Nerón, un país en llamas calmaría su angustia.
Paradójicamente, estos actos de fuerza son muestra de la extrema debilidad del régimen: aturdido por su fracaso y por la inmensa crisis, devastado políticamente según las encuestas, acorralado y desesperado, optó por tomar la vía hacia el totalitarismo. Ya venía transitándola pero se pasó al canal rápido y piso el acelerador. Esto se aleja cada vez más de una revolución y se parece demasiado a una dictadura. Ya vastos sectores del chavismo desconocen a Maduro: apenas 36% del país cree que es él quien gobierna. Pero nadie se dejará montar una bota cubana en el pescuezo, eso lo saben. De manera que por ese camino solo lograrán incrementar la conflictividad y abrir cauces a la violencia. ¿Hasta donde piensan llegar? Esa ruta puede conducirnos a una Guerra Civil con consecuencias espantosas para los venezolanos. Si eso ocurre, los cubanos y la burocracia boliburguesa huirá a La Habana a disfrutar su fortuna. Los muertos lo pondrá el pueblo. Hoy más que nunca necesitamos un liderazgo sensato, distante del radicalismo, que pueda evitar a la Nación semejante tragedia. Dios bendiga a Venezuela.
Twitter: @richcasanova
Dirigente progresista / Vicepresidente de ANR del Colegio de Ingenieros de Venezuela