Hoy se cumple un mes del fallecimiento de la estudiante de la Universidad Arturo Michelena, Geraldine Moreno, quien perdió la vida producto de haber recibido un disparo con perdigones de metal en el rostro. A la fecha se desconoce quién la mató, sólo se sabe que fue un efectivo de la Guardia Nacional, porque varias personas presenciaron el hecho. el-carabobeno.com
Según narraron algunos testigos en esa oportunidad, el 19 de febrero, a eso de las 8:00 de la noche, la estudiante de citotecnología estaba en la urbanización Tazajal de Naguanagua, donde vivía, con un grupo de amigos caceroleando en contra del Gobierno Nacional. Llegaron unos funcionarios de la GN en moto y dispararon al grupo, ella intentó correr pero se cayó. Uno de los guardias le dijo a otro dispárale, pero este se negó. Optó por hacerlo él y apuntó su escopeta contra el rostro de la joven de 23 años que estaba en el piso.
El disparo entró por su ojo derecho e hizo que perdiera el globo ocular. Mientras esperaban por su recuperación en el Hospital Metropolitano del Norte, sus familiares tenían esperanzas de que tuviera visión por un solo ojo, pero que sobreviviera. No obstante esto fue imposible porque el cartucho completo de perdigones que entró en su cabeza, causó severos daños a su otro ojo y al cerebro en general. Después de tres días de agonía y de haber sido intervenida quirúrgicamente en dos oportunidades, Geraldine murió el sábado 22 de febrero a las 12:43 del mediodía.
La muerte de Geraldine Moreno causó conmoción en la ciudad, pues era la segunda estudiante que perdía la vida por participar en manifestaciones pacíficas en contra del Gobierno Nacional. Génesis Carmona fue la primera.
Carmen Rosa Orozco, madre de Geraldine, la recuerda como una muchacha alegre, dicharachera, deportista, amable y estudiosa. “Es un dolor muy grande, por tocar cacerolas vino un guardia y me la mató”, comentó en un programa de televisión. Orozco estuvo este viernes en la Organización de Estados Américanos, en Washington, pero no la dejaron participar.
Su padre Saúl expresó cuando se realizaban los novenarios que “este dolor no pasará nunca”. Además dijo sentir temor por lo que sucediera después que la prensa perdiera el interés en la muerte de su adorada hija.
Neda Ramírez estudiaba el quinto semestre de citotecnología con Geraldine. La recuerda como una compañera estudiosa que siempre estaba dispuesta a ayudar a quien no entendía algo. “Era una bella persona, sencilla y cariñosa”.
María Rodríguez cursó con ella algunas materias y aunque no la trató mucho, sabía de su espíritu colaborador. Kisbeli Peralta dijo que en la UAM todo el mundo lamentó su muerte, porque era una joven sencilla y muy tratable.