El tema inicia un #4M cuando todos los profesionales de salud fuimos convocados para entregar a la gobernadora del Estado un documento. Mi reacción inicial fue de preocupación por el simbolismo de ratificar la autoridad a la gobernadora, en medio de un avance de resistencia civil en el país, iniciado desde el #6F en el Estado Táchira. Así, pregunté el origen de la convocatoria y llegué al mismo, incorporándome voluntariamente a las Asambleas.
Al día siguiente llegó Raúl Castro a Venezuela a celebrar la muerte de Chávez, y -supuestamente- a girar órdenes para endurecer la represión a las marchas. Durante esa misma noche del #5M, una manifestación totalmente pacífica y desarmada, de vecinos de Tipuro, en Maturín equipados con sus cacerolas, banderas, pancartas y pitos, fue brutalmente agredida por los efectivos de PoliMonagas, con gases lacrimógenos, perdigones y balas.
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La situación, había cambiado (al menos para mi): La gobernadora, como autoridad directa sobre PoliMonagas, era responsable de haber dispersado una manifestación pacífica con armas químicas, de haber violado el derecho a la protesta, el derecho a la propiedad privada, el derecho a la vida, y todo eso, junto a la violación del derecho a la salud, nos colocaba al tamiz del artículo 350 de la constitución vigente, en la obligación de desconocer su autoridad. Ya no podía ser gobernadora. Así lo propuse en una reunión del Colegio de Médicos, Pero sólo logré 5 de 40 votos a favor del cumplimiento del 350 de la constitución y la Asamblea de colegas dispuso llevarle el documento hasta la gobernación, y así sucedió.
El lunes #10M se produjo la marcha más concurrida que la memoria de todos los participantes del Sector Salud de Monagas hubiera podido recordar. Se le entregó el documento a la gobernadora en la propia gobernación, y se acordó que aún cuando estábamos en crisis, esperaríamos 8 días, tras los cuales la gobernadora y los galenos, tendríamos una reunión el #18M en el piso 5 del Hospital Central.
Durante esa semana las Asambleas continuaron y se decidió por votación que para evitar distracciones y dilaciones, entregaríamos otro documento, sucinto e inequívoco, a la gobernadora. Allí, enumeraríamos los 5 puntos más importantes y urgentes a ser resueltos por ella en un lapso no mayor a 72 horas, con la disposición de dar inicio a un pliego conflictivo si no se cumplían las peticiones a favor de los pacientes. Nada, absolutamente nada, fue solicitado para quienes laboramos en el área de la salud.
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Inmediatamente un representante espontáneo de los médicos de Monagas comenzó a exponer. Yo estaba seguro que lo haría por todos los miembros de la familia de salud del Estado. Creí, equivocadamente, que luego de haber moderado las reuniones donde imperó la democracia para decidir lo que se haría, él haría lógicamente lo que se había decidido.
Pero no sucedió así. En cambio, el colega prefirió explicarnos con orgullo, el éxito de una autogestión dirigida por él. Que no estaba de acuerdo con las amputaciones que efectuaba el servicio de traumatología, pues en el servicio de medicina interna le hacían injertos de piel a los pacientes, y que esa piel la obtenían, no con un dermotomo como está descrito el procedimiento, sino con una hojilla, y que 100 (cien) días después lo colocaban. Y escuché justo hasta cuando dijo que una vez había hecho personalmente una auditoría de los escritorios del Hospital donde había encontrado en las gavetas una sonda y un fármaco, y luego se refirió al director del hospital afirmando que el material y los medicamentos llegaban, pero faltaba control.
Lamentablemente no pude esperar más, pensé que los objetivos no serían logrados. Me levanté y me fui. No podía avalar con mi presencia una exposición que estaba en contra de lo decidido en las Asambleas. Después recibí un mensaje de un colega diciendo que había pedido derecho de palabra, pero se decepcionó pues eso de decir que el Director lo estaba haciendo bien le había disgustado, y expresó que al final hubo una intervención adulando a la Gobernadora que hasta arrancó aplausos.
Como no he sabido más nada de ese tema, vuelvo de regreso al inicio de éste:
¿Cuántas Venezuelas hay? ¿Qué se gana con tanta gentileza, si se carece de la más mínima sindéresis? ¿Será que la Venezuela donde vive la madre que nos habla desde el Metro, y donde ya han muerto asesinados 34 mártires, comenzando por Bassil Alejandro Da Costa además de otras doscientas veinte mil víctimas, no es la misma Venezuela donde la gobernadora de Monagas recibe aplausos de parte de quienes la convocaron para exponerle una crisis?
¿Cómo lograremos recuperar al país mediante la protesta pacífica, constitucional y organizada, mientras otros venezolanos pactan elecciones (entre otras cosas) con este régimen de destrucción, invasión, corrupción, muerte y miseria?
Por una Venezuela gobernada por Venezolanos (y un Estado Monagas gobernado por Monaguenses)
Votolimpio