Todo régimen que se precie de serlo no renuncia a su condición represiva. La historia no conoce de metamorfosis políticas que hayan pasado de la tiranía a la democracia o de la patanería a la constitucionalidad, voluntariosamente. En la historia de revolucionarios, fascistas, comunistas, militares o milicianos, así han permanecido. Déspotas que no cambian, no mutan, porque su esencia como la del escorpión, es emponzoñar insaciablemente.
El pasado martes en un Parlamento prêt-à-porter, sin debate, sin réplica y sin escrúpulos, se anuncia la solicitud de una investigación en contra de la diputada María Corina Machado, por estar incursa en supuestos delitos de “homicidio, instigación, desestabilización y terrorismo” entre otros. Igual los eligen a capricho… Aunque no debería sorprendernos, el Parlamento vuelve a convertirse en un recinto de amenazas y fustigamiento para prejuzgar a una parlamentaria, que a todas luces no es una delincuente. Cabello sentenció envalentonado: “si no hay justicia, no habrá paz en este país”, como sugiriendo que la paz y la justicia, les pertenecen. Acto seguido, una comisión roja de la AN, llega al MP. Cabello declara a los medios que “han venido a solicitarle a la compañe… (lo traiciona el subconsciente y riposta), a la ciudadana Fiscal, que investigue a la Diputada Machado. Aquí no hay privilegios, ni valen los apellidos, los Machado, ni los amos del valle” –sic. Todo un derroche de inquina, odio y venganza, que es a fin de cuentas, lo que mueve la justicia revolucionaria… Porque pasadas seis semanas de protestas y al tiempo de escribir estas líneas, sumamos 33 muertos, más de 1.500 detenidos, mayor número de heridos (por balas, torturas, perdigones a quemarropa o cascazos); y dos alcaldes presos, uno sentenciado ¡prêt-à-porter!, mientras el contador sigue en marcha. ¿Y los responsables? Aunque se tienen identificados, fotografiados o filmados, por ahí andan uniformados… Queda claro que el MP va por otros. Va por estudiantes indefensos; por los Leopoldo, Simonovis, Afiuni o María Corina. Esos son los “casos” que merecen celeridad y castigo ipso iure. Pero a las muertes de Alejandro Márquez, Geraldine Moreno, Bassil Da Costa, Juan Montoya, Glidis Chacón, Luis Gutiérrez, Deivis Durán, Eduardo Anzola, Rafael Durán, Doris Lobo, Julio González, Gisella Rubilar, José G. Amaris, Isaac López, Giovanni Pantoja, Antonio Valbuena, Arturo Martínez, Ernesto Bracho, José Guillén, José Ernesto Méndez, Roberto Redman, Génesis Carmona, Juan Carballo, Daniel Tinoco, Angelo Vargas, Jesús E. Acosta, Guillermo Sánchez. María Heredia, Luzmila Petit o Jimmy Vargas… ¿Quién les hace justicia?, ¿quién rinde cuenta?, ¿cuándo?
No sólo indignan las colas para comprar un kilo de azúcar. Peor es ultrajar la fibra moral de la gente, despojándola de su vida, su libertad, su decencia. El atropello que efectúa quien va de fusil, produce una resistencia de igual o mayor intensidad en sus víctimas. Esa torpe y paladina postura de aplastar como venga a protestantes en una plaza; humillar a jóvenes y viejos haciendo uso una fuerza brutal; agavillar parlamentarias; violar, maltratar o torturar manifestantes, y en fin, amedrentar a garganta batiente y rodeado de bandas armadas, a quien no porta más que un ideal y una Constitución, es lo que desata la violencia, por lo que “los violentados” no son ni violentos o coyotes (dixit Carlos Raúl Hernández), sino héroes. Así como la historia registra que ningún patán deja de serlo, tampoco sus excesos quedan impunes. La justicia llega. De pronto tarda, pero llega. Sin embargo, mientras llega, someterse a la “justicia revolucionaria” es inhumano. María Corina –fuerza inspiradora de la decencia ciudadana– no debe dejarse entrampar. Me disculpan si me anticipo, pero su orden de captura ya está en proceso. En ese escenario le diría a la parlamentaria, no-le-facilite las cosas al verdugo. No permita más ofensas y ultrajes a su investidura, lo cual es una infamia al pueblo que representa. No se empeñe con ese curul porque su inmunidad se la da su integridad moral, no esa AN. No se entregue, ni se inmole… Leopoldo López es otro tema. Su caso es diferente. Ud. es mujer, y uno de los últimos políticos disidentes serios, confiables y valientes que quedan, virtudes que no le puedo extender a Capriles y a PJ. No digo que capitule si no que evite la experiencia Afiuni… Váyase a la clandestinidad. Siga liderando la lucha de los indignados, de las madres huérfanas de sus hijos, de los venezolanos huérfanos de libertad, en la calle. Es preferible que se faje perseguida por la barbarie, que se subyugue a la barbaridad tras las rejas… donde se “da licencia” para cualquier cobardía inconfesable. Esto es lo que legitima Insulza y sus cómplices cerotes de la OEA. Diplomacia eunuca y de brazos caídos. La gente ya sabe vuestro valor María Corina. Nada más tienes que demostrar… Presa darías un duro golpe a la fibra moral de los decentes, misma que le permitió decir a uno de ellos: ¡cómo nos da fuerza esa mujer!
@ovierablanco