El SICAD trajo el garrote, la gente se quedó esperando la zanahoria. Los apologetas, propios y extraños, de la devaluación como algo bueno, olvidaron, que para que una devaluación tenga algún impacto positivo, ocurre en primer lugar por la existencia de un control de cambio que pervierte los precios; de manera que si se desea eliminar distorsiones y escasez en una economía, la jugada requiere que todos los precios entren equilibrio, desde el pan hasta el dólar.
Solo así, surgirán los incentivos del mercado para que se produzca, se gane dinero, y la economía encuentre rumbo de crecimiento sin inflación, esa es la zanahoria, que el gobierno nunca entregara, los controles en la economía son para los comunistas controles políticos y el precio y costo de ello está en el cielo o en el infierno. No está mal revisar las decisiones de Erhard Ministro Economía en Alemania en 1948 cuando elimino controles y libero precios. Nació el milagro alemán que aún no ha terminado.
De esa manera, la devaluación impondrá costos iniciales en mayores precios, pero la inflación desaparecerá en el corto plazo, -meses- siempre y cuando los gobiernos retornan a la disciplina fiscal, es decir, sin corrupción, sin derroche, y con un sistema de asignación de recursos tirados por la racionalidad de la economía
Las distorsiones, monetarias y financieras tienen un historia nada extraordinaria; dos crisis; balanza de pagos por agotamiento de reservas internacionales, y la fiscal, conectada con la primera, por la relación entre ingreso fiscal, renta del petróleo y reservas internacionales. Si la renta del petróleo cae, el impacto negativo sobre las reservas es inmediato, el déficit fiscal explota, el gobierno lo financia desde el BCV, el bolívar se devalúa y la hiperinflación se come los salarios.
La crisis fiscal es lo que subyace al desmoronamiento de la capacidad de pagos del gobierno de su deuda externa, y ello se produce por expansión del gasto, derroche, corrupción y caída de la renta petrolera. En agregado, las finanzas públicas arrastran un colosal déficit fiscal que estimamos en 24% del PIB; insostenible, con un impacto negativo que se correrá por largos años de la mano de la escasez de dólares, la cual en el actual esquema económico no tendrá remedio ni solución; desde luego, siempre y cuando el gobierno, este u otro, no asuma el compromiso de una profunda reforma fiscal con venta de activos estatales y del gobierno y recorte fiscal, todo seguido de un monumental crecimiento de la inversión privada. Quien y como se paga el costo de una costosa revolución política? Es la única salida, si se sigue el actual rumbo de descapitalización de la economía, pública y privada, solo quedara la pobreza de Cuba como consuelo.
Nótese que con una tasa de cambio promedio de 26 Bs/$, el PIB venezolano en dólares es apenas de 180 MM de USD! es decir, un 60% menor que él se estimaría a 6.3 Bs/$. Por cual tasa de cambia Ud. amigo lector haría estos cálculos ? Venezuela ya desciende al puesto 17 en América Latina en términos de nivel de vida! Saque cuentas y encontrara las causas de la calle caliente, que el gobierno no quiere comprender, así como también una buena parte de la burocracia opositora.
Las cosas se han agravado de tal manera que la crisis fiscal, es de tal envergadura, que impide emisiones de deuda publica en mercados internacionales, por ello al gobierno no le “quedó” otro recurso que monetizar desde el BCV su expansión fiscal; la consecuencia de ello, un envión hiperinflacionario, el cual ha inducido la indexación de precios y en semanas lo hará con la indexación de salarios. Habríamos entrado en la hiperinflación. No olvide contar que gobierno y PDVSA no emiten deuda desde hace más de dos años y ello es un crimen financiero. Al gobierno no le queda otro recurso, en su ruta de empobrecimiento, que devaluar, eso es lo que representa la zaga del SICAD, sus devaluaciones, el SICAD I de 6.3 a 12 Bs/$ y el SICAD II a 55 Bs/$. Cada vez que el gobierno devalúe tendremos otro SICAD, vendrá un SICAD III.
La ecuación política del gobierno es mantenerse en el poder topo a todo, bajo esa lógica al costo que produce mantener los controles de cambio y de precios toma cuerpo en la violencia de una represión que ya cuenta varias decenas de víctimas, lo cual agrega una violenta represión institucional en contra de los nuevos líderes políticos salidos de las calles. El gobierno parece preferir los bueyes cansados de coordinadoras opositoras de ayer y hoy. La escasez, la inflación calentaron la calle, la ingobernabilidad y la inestabilidad política y económica que han producido los controles, son el costo por su mantenimiento, su colapso se mide la escasez de bienes y divisas, que el gobierno piensa conjurar con la aparición de la tradición cubana: tarjeta de racionamiento.
No se le olvide amigo lector que todo comienza con la razzia que trajo el saqueo y violento los precios del sector comercio en Noviembre y Diciembre que envió a la quiebra miles de empresas, la Ley Habilitante vino a reforzar los controles, con ellos las devaluaciones, la explosión inflacionaria y la fuerte recesión económica en la que se encuentra la economía nacional. La calle se caliente, el gobierno atrapado por la hiperinflación causado por el mismo no tiene salida política distinta a la violencia. La percepción popular es que el gobierno está agotado, pide su remplazo y nuevas elecciones.
El primer trimestre del año, es por estacionalidad el periodo de pago de impuestos, el dólar paralelo retrocede, la oferta de dólares off shore es tanta para obtener bolívares y con ellos pagar impuestos que su precio retrocede un 20%. Las mentiras del gobierno reaparecen como por actos de ilusionismo, y vende la ilusión que el dólar paralelo sería pulverizado por el SICAD, un mecanismo de acceso al dólar vendido con una colosal propaganda que el miso gobierno llega a creer que el precio del paralelo se desploma por la expectativa del SICAD, una gran mentira que habíamos desnudado unas semanas atrás. Aparece el SICAD II y el gobernó aprovecha para maxi devaluar 800% y deprecia el bolívar a 55 Bs/$, algo inédito en los anales de las devaluaciones latinoamericanas.
Pero, la realidad es más fuerte que la fantasía que el gobierno vendió con el SICAD II; Ramirez y Maduro pulverizaron no al dólar paralelo, sino al bolívar fuerte, ya que la devaluación de SICAD II le pone piso al dólar paralelo. La opinión publica aprende la lección, menos los grupos de interés en conocidas empresas de opinión que lanzan vivas a la devaluación, en realidad su lobby financiero destinado a recuperar los precios de los bonos venezolanos devela y desnuda su extraño comportamiento. En el mercado se sabe que el dólar paralelo ha sido alimentado con petrodólares, nadie en su lógica podía creerle al gobierno que el paralelo sería destruido por sus propios creadores.
El acto de ilusionismo no duro mucho, el dólar-SICAD es un régimen de ventas de dólares bajo control y costoso, la oferta de divisas allí se realiza bajo control de transacciones en capitales, el precio del dólar en el SICAD II no es percibido como autónomo y la desconfianza en las instituciones del gobierno y el Estado es tal, que la demanda en el SICAD por los escasos dólares que pone el BCV es enorme. Como es lógico todos quieren sacar dólares y no traer nada. En el mercado del dólar libre –paralelo – por el contrario la demanda es infinita y la oferta ídem, los precios en ese mercado buscan nuevamente su equilibrio, ajustado por el riesgo político y por el conocimiento que el gobierno ha entrado en una vorágine de cesación de pagos.
Ni PDVSA ni el BCV tienen incentivos, por estar escasos en divisas para vender dólares en SICAD I, cuando en el SICAD II el precio es 5 veces mayor; la crisis financiera actual no es por escasez de bolívares, lo contrario, el régimen monetario ha sido envilecido y destruido, la hiperinflación en curso es causa del insostenible déficit fiscal y no del paralelo. El gobierno recibió un revolcón en el mercado paralelo, quien tenga algunos bolívares que desee poner a salvo de la hiperinflación y la criminal represión ira al paralelo y no al SICAD II donde además de la foto, sabe que el gobierno lo expropiara cualquier momento.
El grave problema que atraviesan las finanzas públicas, PDVSA, BCV y el resto del Estado, fondos soberanos y colocaciones en los mercados internacionales, es que los dólares se agotaron, sus activos no son líquidos, mientras los pasivos crecen al ritmo del déficit fiscal. La ecuación natural de un entorno hiperinflacionario es elemental y la tenemos corriendo con nosotros: muchos bolívares sin valor, inflacionarios y pocos dólares, con precios recuperando sus niveles de equilibrio. Algo que algunos con imaginación domesticada por el socialismo bolivariano denominan “sobrevaluación de la tasa de cambio” pero que en nuestro caso preferimos denominarlo de otra manera, como pérdida del poder adquisitivo del bolívar, más allá de su valor nominal del bolívar, en dólares. De manera que para comprender ese fenómeno, el de la devaluación, solo basta con entender que el SICAD es solo un artilugio para una mega-devaluación, y un “acuerdo político” para quienes pagan las facturas, puedan seguir pagándolas.
Alguna banca internacional asociada a las desventuras del gobierno, y lobbies financieros en la industria de la opinión pública, sin decirnos si revisaron o no los balances de los activos externos en manos de la Republica, tratan de convencer al mercado que el gobierno tiene “dólares escondidos” y que la escasez de dólares en el mercado es ficticia, pese la escasez de bienes cuyos índices ya bordean el 40%, donde desde luego ya no hay ni unos pliegos de papel toilette con que acompañar sus nervios.