Miles de aficionados se reunieron este jueves en el circuito de Fórmula 1 de Ímola, veinte años después del accidente que se llevó el 1 de mayo de 1994 la vida del brasileño Ayrton Senna, que he quedado como un mito del automovilismo.
Decenas de entusiastas aficionados pudieron conducir su propio coche en el circuito Enzo y Dino Ferrari para recordar el terrible accidente del Gran Premio de San Marino en 1994.
Los pilotos de Ferrari, Fernando Alonso y Kimi Raikkonen, eran esperados para una ceremonia prevista más tarde, dentro del homenaje al que está considerado el mejor piloto de la historia.
“Nuestros corazones se alteraron cuando supimos la noticia”, explicó Marco, de 31 años, aficionado a la Fórmula 1, llevando un casco idéntico al que tenía Senna el día de su muerte. “Lo que me gustaba más en Senna, es su humildad, su inmenso carisma”, declaró por su parte Daniela, de 39 años, originaria de Belo Horizonte, en Brasil. “Está en nuestros corazones como alguien de la familia”.
Otro aficionado brasileño, Renato, de 57 años, señaló que “sus ganas de ganar era lo que más me gustaba de Ayrton”.
“Demostró que un brasileño puede ser internacionalmente conocido y eso fue un gran empuje para nuestra autoconfianza”, añadió.
El miércoles, un sacerdote católico ofició una ceremonia en la curva Tamburello, donde la carrera del triple campeón del mundo se paró brutalmente cuando el monoplaza chocó a 190 kilómetros por hora contra un muro de hormigón. Transportado de urgencia al hospital de Bolonia, Senna fue declarado muerto a las 18h40.
“En una categoría mítica”
La ceremonia del jueves clausuraba una semana de eventos destinados a marcar el aniversario de un accidente que cambió el mundo de la Fórmula 1, y provocó la toma de conciencia que necesitaba para mejorar por fin la seguridad de los pilotos.
El club de fútbol brasileño del Corinthians, en Sao Paulo, donde tres millones de personas habían asistido al funeral de Senna, también le rindió homenaje. El miércoles, antes de un partido contra Nacional, los jugadores llevaban un casco con los colores brasileños.
El aniversario de la muerte del brasileño es también muy emotivo debido a que otro gigante de la carrera, el alemán Michael Schumacher, está desde el 29 de diciembre entre la vida y la muerte, tras un accidente de esquí. Un Schumacher que, ironía de la historia, había ganado precisamente ganado el Gran Premio de San Marino hace veinte años.
Además de Senna, la carrera se había llevado también al austríaco Roland Ratzenberger. El brasileño Rubens Barrichello tuvo también un accidente en el fin de semana más negro de la Fórmula 1.
Desde hace algunos días, los homenajes no han cesado para recolocar a Senna en la cumbre de la Fórmula 1 y del deporte en general. “Fue una increíble leyenda”, estimó Lewis Hamilton, campeón del mundo de 2008. “Me gustaría que se dijera un día que sabía conducir como él”, añadió el británico.
Fernando Alonso también le rindió tributo. “Cuando era un adolesecente no tenía posters de chicas, obviamente yo era demasiado joven, sino que tenía los de Ayrton en mi habitación”, dijo el español, doble campeón del mundo, en 2005 y 2006.
Esta semana, la hermana de Senna, Viviane, había señalado que su herencia estaba viva a través del Instituto Ayrton Senna, que preside.
“Creo que Ayrton no pertenece al ámbito de las celebridades, él ha superado eso. Está en una categoría mítica que trasciende el tiempo y el espacio”, explicó en una entrevista con la AFP.
“Deseaba colaborar para Brasil que fuera un país próspero y no sólo para algunas personas. Ayrton tenía una gran voluntad de que Brasil funcionara, de que todo el mundo pudiera tener oportunidades”, añadió.
Su otra herencia será el impacto de su accidente sobre el reforzamiento de las medidas de seguridad, ya que después no ha muerto ningún piloto en un circuito de Fórmula 1. Las mejoras afectaron a todos los sectores, del casco de los pilotos hasta los circuitos, pasando por los neumáticos y los cockpits. AFP
Fotos AFP