Microbios productores de metano, un poderoso gas de efecto invernadero, podrían haber provocado la mayor extinción en la historia de la Tierra hace 252 millones de años con la desaparición repentina del 90% de las especies, revelaron investigadores estadounidenses este lunes.
Este nuevo hallazgo, que se respalda en el análisis de muchos fósiles, indica que microorganismos llamados methanosarcinas se multiplicaron de manera explosiva y repentina en los océanos, produciendo cantidades enormes de metano.
Este gas, que se integró en la atmósfera, modificó el clima y la composición química de los océanos, subrayan estos expertos cuya teoría alimenta controversias sobre el tema.
Aunque no descartan el papel de las erupciones volcánicas para explicar esta extinción, una de las cinco conocidas en la historia de la Tierra, éstas tienen un papel secundario, según estos investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology), cuyos trabajos fueron publicados el lunes en la última entrega de los Anales de la Academia estadounidense de las Ciencias (PNAS).
Los nuevos indicios sugieren, según los científicos, que la explosión de la población de estos microbios se atribuiría a una nueva aptitud a usar una fuente rica en carbono orgánico gracias a un nutriente, el níquel, procedente de las erupciones volcánicas.
Estos científicos respaldan sus teorías con tres series de indicios.
En primer lugar, las pruebas geoquímicas muestran un crecimiento exponencial del dióxido de carbono (CO2) en los océanos en el período de la extinción al final del período Permiano.
Luego hablan de los indicios genéticos que muestran cambios biológicos de estos microbios, los methanosarcinas, en el mismo período, lo que les permitió convertirse en importantes productores de metano a través de la acumulación de CO2 en el océano.
Finalmente, un análisis de capas sedimentarias muestra un crecimiento abrupto de níquel exactamente en el mismo período.
Los depósitos de carbono revelan que algo produjo un aumento importante y repentino de gas que contenía carbono –dióxido de carbono y metano– en el momento de la gran extinción.
Algunos investigadores sugirieron que estos gases carbónicos procedían de los volcanes que crearon los traps de Siberia, una extensa formación de lava basáltica producida por las mayores erupciones volcánicas en la historia de la Tierra.
Pero los investigadores del MIT demostraron que estas erupciones no eran suficientes como para producir todo el carbono medido en los sedimentos.
Además, “una inyección rápida de CO2 procedente de los volcanes habría sido seguida por una disminución gradual”, explica Gregory Fournier, uno de los investigadores. “Sin embargo sucedió lo contrario, un crecimiento rápido y continuo que permite pensar en una explosión de microbios productores de metano”. AFP