Lapatilla
Un país alzado contra un régimen de ignominia
Refiriéndose a mi último escrito sobre la inconveniencia de sentarse a concertar con el el malandraje oficial, un respetado y sensato amigo me pregunta: si no el diálogo, que propones?
Me parece acertada esta pregunta, no solo para ser respondida por mí, sino por muchos venezolanos que no están de acuerdo con sentarse a la mesa con este régimen.
Trataré de esbozar brevemente un QUE y un COMO, al menos con la intención de lograr que se piense en esta u otras alternativas.
QUE
Esencialmente, propongo tratar de aumentar el caudal cuantitativo y cualitativo de la protesta, mediante la incorporación , tan plena como sea posible, de componentes adicionales de la Sociedad Civil. Hasta ahora la protesta descansa sobre dos pilares; Los estudiantes y una porción de la población predominantemente perteneciente a la clase media, con menores componentes de los diferentes estratos sociales. En los últimos días se ha visto una modesta incorporación a la protesta de la población más pobre, lo cual indica que la población general ha comenzado a responder al ejemplo de los manifestantes. Los colectivos, segun reporta El Universal, han atacado a manifestantes en las zonas pobres de Ctia, Casalta y Antímano, ver:http://www.eluniversal.com/ caracas/140408/colectivos- atacaron-protestas-en-catia . Es muy indicativo que, si bien la población más pobre no se ha unido masivamente a a la protesta, si ha manifestado masivamente que no irá a la calle a defender al régimen,
La inercia de las clases más pobres no debería interpretarse tanto como rechazo a la protesta sino como rechazo al régimen. Ayer mismo lo decía en un extraordinario panel sobre Venezuela en el Council of the Americas el professor de Amherst, Javier Corrales.
Aumentar el caudal de la protesta requiere acercamientos con sectores que hasta ahora han preferido ver los toros desde la barrera, no porque no compartan la indignación de los manifestantes sino porque no desean arriesgarse o porque no están suficientemente organizados.
COMO
Aunque no sería la única alternativa, el grupo que escribió un manifiesto recientemente (deberían publicarse todas las firmas en depósito y permitirse más firmas que las que figuran en la lista) , liderado por Enrique Aristiguieta Gramcko, parece tener suficiente credibilidad nacional y capacidad de convocatoria para llamar a una Gran Conferencia Pro Democracia, de tres o cuatros días de duración, para sentar las bases de un Gran Frente Democrático Nacional, el cual ayude a los estudiantes y a Vanguardia Popular a ampliar la protesta, mediante la participación activa de las sociedades profesionales, sindicatos, profesores y maestros, empresarios y sindicatos, líderes sociales, representantes de parlamentos amigos de la región y de otros países, con dos o tres invitados de nota, a lo Mario Vargas Llosa y el ex-presidente Cardoso del Brasil (no quiero decir que deban ser necesariamente ellos). De allí saldría ya formado un Gran Frente Democrático Nacional, el cual debería coordinar la protesta ampliada. Esta protesta ampliada debe tener un componente importante de calle pero también debe extenderse a manifiestos firmados por todos, a reuniones, a eventos enfocados hacia un objetivo específico, por ejemplo, frente a la OEA, frente a la embajada de Cuba, frente al Capitolio. Este Frente debería poder pedir la investigación de la corrupción en PDVSA, en CORPOELEC, así como denunciar de forma documentada la parcialización obscena de los poderes Legislativos, Electoral y Moral, pudiendo pedir –inclusive – la destitución de sus funcionarios de manera razonada. En suma, todo lo que no se ha estado haciendo.
Este Gran Frente debería mantener abiertas todas las opciones constitucionales para acelerar la salida de este nefasto régimen, incluyendo un Paro Nacional indefinido. Estamos ante una nueva coyuntura política.
No se trataría de establecer una pugna entre la MUD y esta alternativa, sino crear un nuevo instrumento de oposición más amplio que lo que la MUD ha representado y representa hoy en día. Lo que no debe permitirse es que cualquier diálogo entre la MUD y el régimen desmonte la protesta. Ya no hay dos actores en Venezuela, sino tres: el régimen, la MUD y la Sociedad Civil