Sobre lo ocurrido en el debate propiamente dicho vale la pena resaltar los siguientes puntos:
i) Primera vez en quince años que el país observa en cadena nacional, sin el uso de la propaganda y la manipulación, el verdadero contraste entre los dos modelos.
Ii) A diferencia de la mesa de negociación y acuerdo coordinada por la OEA, el partido de gobierno sentó en la mesa a todos sus altos dirigentes. Chávez nunca formó parte de la mesa, lo cual siempre dejaba una instancia superior
iii) Los voceros del PSUV fueron al encuentro sin preparación ni coordinación. Todos repitieron el mismo guion. La MUD se mostró preparada, dividieron los temas, exhibieron coordinación y coherencia.
iv) La conducta de Cabello demuestra que el “diálogo” no tiene consenso ni en el gobierno ni en la oposición. Como dijo Aveledo “Cabello parecía un perro amarrado a un patio de bolas. Era evidente la incomodidad porque no entiende eso de dialogo”. El militarismo de Cabello no admite diálogos, ni acuerdos, para él la lógica de vida es mandar y obedecer.
v) Quedó claro que la intención de la MUD de dialogar no es para enfriar o detener la protesta en la calle. Muy por el contrario, exponer ante todo el país lo que dice el pueblo cuando protesta es una forma eficiente y original de llevarla a Miraflores.
El rumbo que puede tener la iniciativa dependerá en gran medida de que el sector moderado del PSUV (si es que existe) logre imponer un mínimo de sensatez. El modelo del Cabello –madurismo comienza a ser rechazado abrumadoramente por muchos países aliados del gobierno. Llama poderosamente la atención la última encuesta de Ipsos en Perú donde apareció la estrambótica cifra de 94% de los peruanos rechazando el modelo chavista. No he visto encuestas en Brasil, Colombia, Chila, Bolivia, Ecuador o Argentina, por nombrar algunos, pero estoy seguro que los números deben estar por ahí, lo cual convierte el apoyo al caos de Maduro en un problema de política doméstica. La presión internacional al gobierno de Maduro para que deje de actuar como el Gadaffi de América es una tendencia irreversible.
Debo admitir que nunca, ni en mis cálculos más optimistas, pensé que el PSUV podía salir tan mal parado ante todas las audiencias del debate de ayer. Esperemos las encuestas, pero estoy convencido que Maduro y su gobierno recibieron un fuerte golpe de opinión pública, lo cual es clave en la verdadera salida a la crisis venezolana, que no es otra que construir una sólida mayoría social y política que, defendiendo la Constitución y la vida, le pase por encima a las instituciones de cartón rojo.
Debemos darle un voto de confianza a la fuerza moral y política del Vaticano. Recuerden que en la caída del Muro de Berlín – no este comunismo de alpargatas, sin ciencia, tecnología, ni ideología- el rol moral de Juan Pablo II ha sido reconocido como clave. El Vaticano no tiene tanques ni aviones de guerra, pero cuenta con el poder inmenso de la fe.
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