Confieso que tengo muy poco optimismo con relación a que este diálogo produzca resultados concretos que beneficien al país; sin embargo, sería poco serio restarle trascendencia y más aún mezquino, reconocer que en su inicio fue un foro muy bien aprovechado por los factores de oposición allí representados. Más allá de que fuera un diálogo promovido por el régimen, el cual obligado por las circunstancias busca oxigenarse y ganar tiempo, la verdad es que la esencia de la democracia es el diálogo y aún en guerra las partes se sientan a conversar, de manera era una cita difícil de eludir. También hay que reconocer que el país le dio un compás de espera a la protesta, intrigado por determinar qué ocurriría con este proceso de diálogo. Lo que debemos tener muy claro es que esta es la primera vez en 15 años y medio que la cúpula que usufructúa el poder se ve obligada a llamar al diálogo. La expresión de Maduro: “estoy deseoso de dialogar” revela a las claras que el gobierno ve la situación muy complicada, asume que su gobernabilidad está en riesgo, siente que la represión no ha logrado disuadir la protesta y que por el contrario la brutalidad de la GNB y la actuación criminal de los colectivos armados se ha vuelto en su contra. Por otra parte, se saben ahogados económicamente, no tienen manera de sostener el gasto público dispendioso que manejado políticamente, tanto provecho les había reportado en estos tres lustros y por eso temen que el fin se les avecine. Ellos saben que su poder omnímodo toca a su fin y la noche del jueves así quedó evidenciado para el mundo, por la acción concertada de la oposición.
Las reglas impuestas para el intercambio, como en todo lo que el régimen hace, promovieron un ventajismo grosero para el gobierno: el abuso de Maduro por lo extenso de su discurso, emitido en la hora estelar; su contenido sesgado y evasivo de la realidad así como de las causas que motivaban el diálogo, fueron de una falta de equilibrio imperdonable. Por otra parte, el orden de intervención de los oradores (Falcón y Capriles colocados al final ya en plena madrugada), los comentarios que inconvenientemente hacía Arreaza y reservarse Nicolás las palabras finales fueron evidencia palpable de que este régimen nunca podrá jugar con equidad. La presencia misma de un tupamaro es inaceptable en cualquier foro que promueve el diálogo y con ello la paz. Eso fue un insulto a los estudiantes y algo que creo debe haber producido mucha reticencia entre los líderes opositores convocados al diálogo.
En todo caso quedó demostrado fehacientemente que tanto Maduro como los distintos voceros del gobierno tuvieron la estrategia de promocionar el socialismo como un modelo exitoso, destacando los mismos logros que decían haber alcanzado durante los primeros años de gobierno: sociedad más justa, disminución significativa de la pobreza extrema, soberanía nacional, redistribución de la renta en favor de los sectores desfavorecidos, lucha contra el imperialismo, humanismo como política de Estado, etc. Esto es, el régimen no hacia otra cosa que repetir lo mismo que ha venido diciendo desde el principio, resaltando además que era un modelo muy exitoso. Otra línea discursiva gubernamental fue la exaltación del difunto, evocado recurrentemente. La defensa a ultranza de la Constitución fue otra constante del oficialismo. En una hábil maniobra dirigida, sobre todo a sus partidarios, se destacaron los triunfos electorales del bando oficialista. Una insistencia de muchos voceros gubernamentales fue que los líderes opositores condenaran la protesta. Otra solicitud fue el reconocimiento de la legitimidad del triunfo de Maduro. La descalificación de los voceros de oposición allí presentes fue una táctica extremadamente dura y sistemática del oficialismo, sobre todo de Diosdado, Jaua, Eekhout, Aristóbulo y Rodríguez. Como extrema fue la condena de los actos vandálicos cometidos por los manifestantes contra centros educativos. Otra cosa que debemos comentar es que el régimen buscó colocar a la oposición contra la pared culpándola de todos los males de los cuales es responsable el propio gobierno, comenzando por responsabilizarla de las protestas y de la guerra económica.
Como vemos, el gobierno siguió repitiendo lo mismo conformándose con los logros del pasado. Obvió deliberadamente los sucesos que conmueven a Venezuela y que fueron los que motivaron al diálogo: lo que quiere decir que para el régimen la pavorosa crisis económica que asola al país no existe, no se reconoce en el discurso la crisis política y se insiste en vender un modelo que es todo éxito. Además aplicó la táctica de transferir las culpas de lo que pasa en Venezuela a la oposición intentando zafarse del problema, como si ellos no fueran el gobierno que nos ha llevado este desastre.
La oposición por su parte estuvo brillante y coherente. Ramón Guillermo Aveledo, en un rol de Estado, mesurado y sensato, formuló un cuerpo de propuestas coherentes estableciendo vías y tiempos para el diálogo, de manera de darle continuidad, evitar que se atasque, establecer compromisos y buscar resultados concretos. Ramos Allup, dictó cátedra constitucional, desafió el yugo de Diosdado y reclamó mayor tiempo de exposición con lo cual estableció justicia en cuanto al abuso inicial de Maduro. La intervención de Omar Barboza, fue magistral, porque fue hecha mediante cifras y tuvo la oportunidad de refutar contundentemente las afirmaciones previas de Ramírez con relación a que el modelo socialista era muy exitoso. Lo hizo con las cifras del propio BCV. Se preguntó cómo es que según el instituto emisor, la inflación en Venezuela en 2013 fue de 56%, pero en Colombia, en ese mismo período fue de 1,9%. Expuso el tema del desabastecimiento, cuya cifra había tenido escondida el central, pero que días atrás tuvo que publicar: 31%. Habló Barboza de la masa monetaria y su estímulo a la inflación.
Por cierto, las cámaras de VTV cumplieron, hay que decirlo, ello permitió que durante las intervenciones de los oradores opositores pudiéramos ver el semblante de estupor de Arreaza, Ramírez, Rodríguez, Eekhout, Flores, Istúriz. Ciertamente no observamos esa perplejidad en Diosdado ni en Jaua, los duros, pero la cara de Ramírez era un poema oyendo a Barboza, sencillamente no lo podía creer. Algo significativo que ocurrió anoche fue que por primera vez los cayaperos del gobierno, en virtud de las reglas del respeto impuestas por el diálogo, no pudieron triturar a sus adversarios y tuvieron que oír por primera vez con educación los argumentos de la oposición que les revelaron una verdad que en lo individual no querían reconocer, pero que en el colectivo de su bando rechazan amparados en la fuerza irracional que da distribuir las culpas entre varios. El emplazamiento que le hizo Henry a Maduro, con relación a que sobre Nicolás recaía la responsabilidad del éxito o fracaso del diálogo, fue muy contundente y colocó las cosas en el mero centro estratégico. Siento que por primera vez el régimen sintió de verdad que su modelo se tambalea y con él ellos también.
En general todos los oradores opositores estuvieron muy bien, con una línea que buscaba deliberadamente evidenciar las causas objetivas del fracaso del modelo, con cifras, ideas y argumentos, y lo lograron. Por otra parte también se persiguió afanosamente demostrar que el apego el régimen a la Constitución es falso y que constantemente con su proceder viola la carta magna, sin rubor alguno y con el mayor desparpajo, algo que también creo que alcanzaron. La intervención de Molina mostrando fotos de los colectivos armados disparando, evidenció diáfanamente que los esfuerzos del gobierno por lavarle la cara a estas bandas asesinas, fracasaron ante las oportunas fotos que llevó el diputado de Avanzada Progresista. La afirmación del diputado Julio Borges, con relación a que diálogo y protestas, deben ir juntos, causó ronchas en el sector oficial, pero dejó muy bien sentada la estrategia opositora.
La oposición ha debido manifestar su inconformidad por la presencia en la mesa del tupamaro y la anuencia que el gobierno le otorga como factor político a ésta y otras bandas armadas. Me parece que fue erróneo evocar frases y traer a colación la imagen del difunto, no han debido mentarlo, ni aunque fuese como estrategia para disminuir a Maduro. Como creo que faltó mayor defensa de María Corina. No se hizo mención de los fracasos en educación, ni la nula intervención del gobierno en los barrios para mejorar su calidad de vida; tampoco se mencionó a pudreval, ni se le dio contundentemente a la corrupción. Han debido insistir más en el lamentable estado de los hospitales y no se mencionaron los graves crímenes ecológicos cometidos contra el Lago de Valencia y contra el río Guarapiche. Tampoco se tocó el tema eléctrico, ni el estado de la vialidad. Me parece también que hemos debido salirle al paso a la especie de que las protestas han atentado contra centros educativos. Eso no ha ocurrido en forma recurrente, lo que demuestra que pudo haber sido obra de infiltrados para deslegitimar las luchas estudiantiles. No costaba mucho mencionar estos temas y distribuirlos entre todos los expositores, para que fueran debidamente expuestos. En eso hubo fallos.
Aunque relegados los gobernadores Falcón y Capriles, se hicieron esperar y no defraudaron las expectativas. A esa hora CNN aún transmitía en vivo el evento, lo que revela la trascendencia del mismo a la vez que era un rotundo mentís a la especie formulada por varios oficialistas de que existía una campaña internacional en contra del régimen. La cadena televisiva mundial no cortó las intervenciones gubernamentales. Falcón estuvo ponderado, brillante e incisivo. Les dio en la torre; lo hizo con propiedad, moderación y respeto. Reclamó la autoridad que tiene quien tomó medidas contra la violencia, pero permitió la protesta pacífica. Asumió su responsabilidad con el diálogo, corriendo el riesgo de no ser entendida su posición. En fin honesta y valiente su exposición. Capriles, volvió por sus fueros, aprovechó como nadie los 10 minutos concedidos, reclamó y obtuvo para sí extensión de su turno, pero además colocó en el centro del debate el tema del desconocimiento y la ilegitimidad. Lo hizo de forma extraordinaria, imponiéndose al medio hostil, subyugándolo. Fue el único que defendió a los trabajadores, personificándolos en los camarógrafos y se clocó en su lugar. Además retó a la cúpula del poder a que fueran a hacer cola en los supermercados, e invitó a Ramírez a caminar de madrugada sin escolta. Salió de las catacumbas y al país le fue devuelto un gran líder.
Una cosa me quedó como percepción de espectador, creo, y puedo estar muy equivocado en esto, que los personeros del régimen no pudieron evitar la contundencia de los argumentos e ideas de la oposición, así como tampoco escapar del influjo y magnetismo de nuestros líderes. Una frase para recordar del gobernador de Amazonas: “Como ayer fuimos estudiantes perseguidos, es de miserables reprimir las protestas pacíficas de los estudiantes de hoy día”
Miguel Méndez Rodulfo