A pesar de algunas imperdonables omisiones en los planteamientos de los representantes de la MUD, el balance es altamente positivo para ellos. No sólo por haber dispuesto de cadena nacional para hablar, sino además, por dejar al descubierto el juego dilatorio del régimen, sin que exista voluntad de cambio o de rectificación.
El sector oficial quedó muy mal. Incompetente hasta para proyectar la obra que dicen realizar y para responder los acertados señalamientos críticos de sus adversarios. No sirven ni para el debate. Especialmente en evidencia quedaron Diosdado Cabello, presidente del parlamento –increíble pero cierto- y el todopoderoso Ramírez, a pesar de sus tres importantes cargos y el manejo discrecional de cualquier cantidad de millones de dólares de la República: Las características del régimen siguen directamente vinculadas al disimulo, a la mentira y a la mil millonaria publicidad con la que pretenden lavar sus enormes carencias.
Todas las intervenciones opositoras fueron buenas, aunque algunas más que otras como es natural. Pero no salía de mi asombro al registrar que para nada se planteó el problema cubano, la pérdida de soberanía y las cosas adicionales que son del dominio público desde hace tiempo. ¿Porqué? Venezuela merece y espera una explicación sobre el tema y sus gravísimas derivaciones.
Para mi gusto particular, quizás por darlos por sabidos, no se profundizò en lo de los compatriotas presos, viejos y nuevos, ni en la convocatoria insòlita convocada por el CNE para elegir a los “nuevos alcaldes” de San Cristobal y a Scarano en San Diego, presos, destituidos y atropellados en violación expresa de todo el ordenamiento jurídico del país. Estos son temas previos que deben condicionar cualquier iniciativa, aunque el señor Maduro y sus corifeos digan que no aceptan condiciones.
Pasado este primer capìtulo de la nueva etapa, ratifico mi convicciòn de que el documento entregado recientemente por la Conferencia Episcopal Venezolana y las posiciones de los Arzobispos Padròn y Oèrez Morales sintetizan el sentir y el querer de la nación venezolana. Allì està todo.