La nación marcha al garete. Maduro aprueba una ley de precios justos y Ramírez acuerda aumentos descomunales que no son publicados en Gaceta con empresarios y boliburgueses a espaldas de los trabajadores.
Los más extremistas denuncian en Aporrea “desviaciones” y “traiciones” al legado del Galáctico. Maduro los llama “traidores”. El país se le fue de las manos. La ingobernabilidad es ineficiencia, incapacidad, falta de control de la calle y ausencia de autoridad sobre su tren ejecutivo. Giordani pide a gritos irse ante el desplazamiento del que ha sido objeto, Maduro no le atiende el teléfono. Ramírez, de quien trató de deshacerse cuando llegó al gobierno, toma decisiones de las cuales Maduro se entera por la prensa.
El paquetazo neoliberal salvaje no lo oculta el mondongo ideológico que Maduro nos espeta en cada intervención pública. Va andando. Se inició con tres devaluaciones en un año, la última de casi 700% que ha sido la gloria para la banca de inversión tenedora de bonos de la deuda del país. Acompañada de una severa restricción de las importaciones y una bajada de pantalones con las transnacionales petroleras en la faja del Orinoco.
Ahora, en gira internacional, según Blanca Vera, en el diario El Nacional, “La idea es explicar los avances y cambios en las políticas económicas (…) la flexibilización del tipo de cambio a través del Sicad II; la corrección de los precios de bienes y productos y los adelantos en cuanto a las inversiones petroleras en la faja del Orinoco”.
Con los pantalones por los tobillos, pues.