Nitu Pérez Osuna: Amores que matan

Nitu Pérez Osuna: Amores que matan

thumbnailnituperezosuna1Durante estos últimos 15 años, se han expropiado o confiscado mas de  4 millones de hectáreas de tierras productivas en el país con el justificativo de  hacer realidad “la soberanía alimentaria”,  pero en Venezuela escasea la leche, el arroz, el azúcar y el pollo entre otros rubros de primera necesidad.  La promesa de producción endógena y abastecimiento de alimentos para la población, cayó en saco roto.

Se expropiaron las cementeras para llevar adelante un plan de construcción de viviendas a precios justos.  El régimen justificó su acción señalando a las cementeras de especuladoras y causantes de la distorsión del mercado, pero miles de damnificados siguen sin vivienda, los jóvenes no pueden obtenerlas porque no las  hay a ningún precio y,  quienes las tienen, les cuesta un puyero conseguir un saquito de cemento para cualquier refracción, modificación o arreglo de su vivienda.  Ni que hablar de las cabillas que cuando se consiguen son  a precios  realmente estrambóticos gracias a la nacionalización de la siderúrgica.

La Electricidad de Caracas y la CANTV también fueron adquiridas por la nación… y usted, amigo lector, conoce de su deficiente servicio y alto costo.





Pero estas cosas narradas en las líneas anteriores,  no han sido lo único expropiado o incautado por la llamada revolución.  La seguridad personal y jurídica  está  secuestrada gracias a un  régimen que ha anunciado más de 20 planes de seguridad sin que ninguno arroje resultados positivos en la lucha contra la delincuencia.  Por  las calles de nuestras ciudades y pueblos,  las bandas de hampones con uniforme o no,  nos matraquean, roban, extorsionan  y hasta nos arrebatan la vida y, de lo único que hablan los funcionarios gubernamentales, es de conspiraciones, golpes de Estado o posibilidades de ser invadidos por imperios.

La verdad es que Venezuela se muestra destrozada, arrasada, destruida y empobrecida.  Pasar por las que eran avenidas comerciales son la prueba palpable de lo que aquí escribo: comercios cerrados,  anaqueles vacíos, vidrieras desoladas.

Lo que si abunda son marchas y manifestaciones  que siempre terminan igual…con bombas y mas bombas, “gas del bueno”, perdigones, metras y balas que matan y todo ese horror para intentar  dispersar y acabar las protestas  originadas por todo lo ya expresado y mucho mas… el servicio de agua que también escasea, la salud que se nos muestra  enferma, la información y opinión silenciada y el presente y futuro embargados.

El pasado lunes 14, al cumplirse un año de las cuestionadas elecciones presidenciales donde se favoreció con la primer magistratura a Maduro, éste afirmó “que en el tiempo que lleva al frente del país se ha dedicado a proteger con amor al pueblo”.  Definitivamente hay amores que matan.

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@nituperez