Con una invitación al acercamiento a Dios, entendiendo que la Semana Santa no es un tiempo de fiesta mundana, sino que es una época de oración y reflexión, el sacerdote José Lucio León, párroco de la Iglesia Coromoto de San Cristóbal, explicó el significado y los actos de cada día santo, pero además envió un mensaje de paz y reconciliación para todos los hermanos. lanacion.com.ve / Laura Sobral
La semana mayor transcurre entre una serie de ritos y tradiciones, algunos establecidos por la Iglesia Católica y cumplidos por todos sus fieles, y otros nacidos del sentimiento popular, pero casi con igual arraigo, basados en su mayoría en los relatos bíblicos sobre la pasión y muerte de Jesús.
Explicó el presbítero que el miércoles santo, previo al inicio del Triduo Pascual, se dedica a la devoción a Jesús Nazareno, tradición muy arraigada en la población, que viste con túnica morada y ofrece diversas manifestaciones en este día, con el acompañamiento a Jesús en su Viacrucis; incluso hay cofradías para organizar esta festividad religiosa; en esta fecha los fieles deben acudir a la eucaristía, presentar sus cruces, sus dificultades y problemas, para entender que a través del sacrificio se puede obtener la salvación.
Según el sacerdote José Lucio León, el jueves santo inicia el Triduo Pascual, los tres días en que “recordamos y vivimos de manera especial la pasión, muerte y resurrección de Cristo, y se caracteriza por la celebración de la Misa Crismal, aunque en Táchira se hace días antes, por razones de tiempo y movilización de todos los sacerdotes que se encuentran en esta eucaristía con el señor obispo para la bendición de los santos óleos”.
El mismo jueves santo, en cada iglesia, capilla o rectoría, se celebra la misa “In Cena Domini”, donde se recuerda y se vive la institución de la eucaristía y la institución del sacerdocio, ambos nacidos en la Última Cena de Jesús con los Apóstoles; además el sacerdote en un gesto de humildad hace el lavatorio de los pies, en representación de la acción del hijo de Dios al lavarle los pies a sus discípulos, muestra del servicio al mundo.
El mismo jueves santo después de la misa, se hace el traslado del Santísimo al altar de la reserva, que es el momento en el cual los fieles adoran al Santísimo fuera del lugar habitual, en un sitio especialmente preparado, recordando el arresto de Cristo para iniciar ese duro juicio, con golpes y sufrimiento, que invita a ser más caritativos, y en muchas Iglesias se hace la adoración hasta altas horas de la noche, para acompañar a Cristo y no abandonarlo.
El viernes santo es el único día de la Iglesia en el que no hay misa, “se recuerda la pasión y muerte de Cristo, se permanece en silencio, con ayuno y abstinencia, se hace una obra de caridad, para recordar que el verdadero Dios murió por nosotros, no solo la muerte física sino la espiritual que nos lleva a caer en cosas indebidas porque nos dejamos vencer por el enemigo; además, se venera el sepulcro y en algunas iglesias se hace una especie de acto de exequias representativo”, explicó el sacerdote que además se da el tradicional sermón de las 7 palabras, por las únicas frases que dijo Jesús en la cruz y su significado o interpretación.
En dos partes se divide el sábado santo, primero durante el día de oración y recogimiento con el acompañamiento en la soledad de María: “la imagen de la piedad de María recibiendo el cuerpo de Cristo, donde ella queda sola, en algunos templos se da el sermón de la soledad, recordando a la madre que sufre, a los hermanos que se sienten solos en una adversidad y quienes pasan por sufrimientos en abandono; para pasar en la tarde o noche a la celebración de la vigilia pascual, solemnidad de solemnidades, el centro del triduo pascual”.
Detalló el padre José Lucio León que en la vigilia pascual se hace la bendición del fuego, el agua y se celebra la resurrección de Cristo, “esa es la base de nuestra fe, la resurrección de Cristo que es real, y que practiquemos la vida espiritual, se canta, se hacen oraciones particulares, y se canta el Gloria; y el domingo seguimos celebrando la resurrección de Cristo con la eucaristía”.
Con respecto al ayuno y la abstinencia, explicó el párroco de la Iglesia Coromoto que, no se trata de obligar a las personas a comer lo que no pueden pagar, al contrario, es hacer un ofrecimiento de algo que represente sacrificio: “si usted pasa todo el día conectado a Internet, ofrezca abstenerse de hacer esa actividad; si come mucho, entonces ofrezca hacer una sola comida moderada durante el día, de eso se trata”.
En cuanto a la comida llamada siete potajes, señaló el sacerdote que no se trata de una imposición de la Iglesia Católica, sino que por el contrario, es una tradición popular en la cual las personas recuerdan la Última Cena de Jesús con sus Apóstoles.