El pasado 7 de enero, en Venezuela no se hablaba de otro asunto público. Medios informativos de varios países reportaban que en la “nación de las mujeres bellas” despedían a una exmiss. Mónica Spear, quien se convirtió en actriz internacional, había sido asesinada junto con su esposo Thomas Henry Berry, en la vía Puerto Cabello-Valencia. eltiempo.com.ve / Andrés Astudillo Morales
Han pasado 100 días desde que ocurrió el crimen de la pareja y aún se recuerda lo que pasó. Abundan los mensajes de respeto y dolor por la desaparición de la pareja, que son recibidos por Rafael Spear, padre de Mónica y vocero de la familia durante los actos fúnebres, y por Maya, la pequeña hija de la pareja que también resultó herida en una pierna.
La niña continúa su vida en Estados Unidos con sus abuelos maternos. Hace menos de un mes se reportaron detenciones vinculadas con el caso.
El asesinato de Mónica tocó las fibras de sus colegas más allá del ámbito artístico nacional, quienes realizaron concentraciones y protestas para exigir un plan “serio” de seguridad.
Plan de seguridad
Luego del asesinato de Berry-Spear, el presidente Nicolás Maduro adelantó el “cronograma de trabajo para combatir la delincuencia”. Implementó un sistema de cuadrantes e inició un plan desarme que logró incluso la adhesión de sectores opositores, como la del gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski. El crimen “logró” que las dos figuras antagónicas se estrecharan la mano.
Maduro afirmó, semanas después, que los operativos no se aplicaron en 100% debido a las protestas de estudiantes.
Desde Miami, la familia Spear participó en un llamado de SOS (etiqueta de las protestas en el país).
El 20 de marzo de este año, diarios de Ecuador informaron sobre la detención de cinco personas, de nacionalidad venezolana e indocumentados, que fueron apresados en ese país. Autoridades aseguraron que estaban vinculadas con el caso Berry-Spear.