Hernán Castillo: La seguridad del Estado y las relaciones civiles y militares

Hernán Castillo: La seguridad del Estado y las relaciones civiles y militares

thumbnailhernancastilloJunio2013¿Qué papel juega la política de seguridad y defensa del Estado en las relaciones civiles y militares venezolanas? Ese tema está claro para sociedades democráticas desarrolladas, incluso para América Latina. Pero hoy en Venezuela, como resultado de la profunda ideologización y partidización de las Fuerzas Armadas y la violación del artículo 328 de la Constitución Nacional, un amigo académico, historiador, estudioso de estos temas, dice: “Si ahora en Venezuela no hay una conspiración militar, Venezuela dejó de ser Venezuela”, opinión que lamentablemente comparto.

Es importante el descontento entre los militares venezolanos sobre la conducción y orientación de las Fuerzas Armadas y del país en general, y escandaloso el esfuerzo del Gobierno por ocultarlo. Incluso, hasta el ridículo hacen en tratar de disimular el malestar y aparentar unidad, lo cual simplemente resalta la gravedad del problema militar venezolano.

Tengo esperanzas en que la combinación de la presión que tiene la unidad en la protesta de calle con el diálogo político de la alternativa democrática con el Gobierno, le encuentre una salida constitucional a la crisis venezolana, ante la amenaza de una nueva intervención militar. Ya conocemos en Venezuela las trágicas y sangrientas consecuencias y el atraso cultural que traen para los pueblos los alzamientos militares.





Pero el punto es que en las actuales circunstancias venezolanas, el tema de la función política de los militares supone una respuesta compleja. Los militares deben estar al servicio de la sociedad y el Estado, no al contrario, como desgraciadamente ocurre hoy en Venezuela.

Democracia, entre otras cosas, es respeto, tolerancia y reconocimiento de la oposición política; representación proporcional de las minorías; autonomía de los poderes públicos; respeto a los derechos humanos; libertad de expresión del pensamiento; libertad de organización; respeto a la propiedad privada; y  profesionalismo militar no es más que la subordinación militar al poder civil y el respeto a la Constitución; para la realización plena de la Democracia no es suficiente hacer elecciones. Además elecciones con los poderes públicos parcializados por el Gobierno, con el aplastamiento de la oposición por el peso abusivo de un petroestado corrompido y la intimidación y persecución de la sociedad civil opositora.

De tal manera que la especificidad de las relaciones civiles y militares venezolanas es la política de seguridad y defensa del Estado, pero no de cualquier tipo de Estado, se trata del Estado democrático definido en la Constitución; las palabras socialismo y revolución, entre otras, no existen en la Constitución.

El Estado debe defenderse, pero los límites de la política de seguridad y defensa del Estado son el respeto a los derechos individuales de los civiles, el respeto a los derechos humanos, la garantía del ejercicio libre del pensamiento y la expresión, la información y la protesta pacífica, entre otros. La razón de la existencia del Estado es la seguridad y defensa  de la sociedad civil y sus instituciones, no su destrucción. Si la política de seguridad y defensa del Estado amenaza o pone en riesgo el ejercicio libre de los derechos ciudadanos está amenazando la propia existencia de la sociedad civil. El terrorismo de Estado tiene su naturaleza más profunda en las amenazas a la supervivencia de la sociedad civil.

En definitiva, en los tiempos de la civilización moderna en que la violencia como instrumento para el cambio sociopolítico está superado, tratar de imponerle, caprichosamente y a la fuerza, a Venezuela la esclavitud del atraso de un socialismo estatista fracasado, de vocación tiránica y militar, nos coloca en las puertas de la guerra civil. Venezuela ha vivido tres guerras civiles: la Guerra de Independencia, la Guerra Federal y la renombrada Revolución Libertadora. Tenemos que hacer el supremo esfuerzo, por todos los medios, de evitarle a las futuras generaciones la tragedia de una próxima guerra civil, perdemos todo y todos, absolutamente.

@CastilloHernan