No hay nada más lesivo para un país, que sus gobernantes impongan en sus acciones y discursos,la desorganización, el descontrol político-administrativo, la carencia previsiva y prospectiva, la corrupción, la duda sobre la transparencia electoral, el abuso de poder, la segregación políticay la mitomanía.Ciertamente, quien analice el desempeño político de la administración chavista-madurista, va a encontrar, quedurante estos tortuosos y pesados 15 años, ha levantado la más grande e insuperable madre de todas las guarimbas, montada sobre estas terribles miserias. Tan grave es estedescontrol político-administrativo, que no solo condena al presente, sino también, compromete al futuro de los venezolanos. Efectos que iránmás allá del primer tercio del presente siglo. Y será aún peor, si esta casta política gobernante no hace correctivos urgentes.
La crisis político-económica, generalmente, aceleran los acontecimientos que van a producir cambios. Así lo impone la actual realidad económica“revolucionaria”, por ser mono productora,dependiente, deficitaria, inflacionaria, destructora de la empresa privada y de la producción, que propicia la escasez de alimentos y el déficit de divisas, causas que hunden al país, en la más crítica debilidad económica que favorece al contrabando de extracción y al mercado negro, entre otras anormalidades. Y más ahora, cuando el gobierno revolucionario,como incómodo mercader petrolero, ha empujado a los EEUUano depender del petróleo venezolano. Ahora ese mercado empieza a ser atendido por Canadá, a través del oleoducto de 780 kilómetros, que actualmente bombea hasta la refinería estadounidense del golfo de México, 520 mil barriles diarios, producción que se elevará a 830 mil barriles diarios en menos de 2 años, sin contar los 8.1 millones b/d que EEUU, recientemente, empezó a producir en su propio territorio. (Cifrasde José Suárez Muñozen Reporte de la Economía 31/01/14)
La desorganización y la falta de previsión, impiden que las mejores mentes de la administración pública puedan obtener logros y trascender en la aplicación de sus objetivos. En sí, no hace más que propagar la inestabilidad, la deshonestidad, la hipocresía, el estancamiento y el fracaso. La prospectiva, para decirlo en los términos del economista francés Michel Godet (1948), “es una reflexión para iluminar la acción presente con la luz de los futuros posibles”. Esta es previsiva y planifica de manera abierta, tomando en cuenta al pasado, sin anestesiar, con él, al presente. Y, desde el presente, reconcilia fundamentos que le permiten unir al talento individual y colectivo de los pueblos para que contribuya al progreso y desarrollo político, social y económico, no sólo para el presente. Y con la vista en futuro, deja generaciones de relevo, anota experiencias y las posibles previsiones para el cambio.Sin estas virtudes, la nación caerá en la más funesta de las incertidumbres.En esta dirección, la visión de la revolución es miope y chata de imaginación. Si la población venezolana de los años ´60 era de 7.5 millones de habitantes, con una producción de 2.8 millones de barriles diarios, a una razón de 38 barriles diarios por habitante. ¿Por qué la revolución en tres lustros, sin diversificar la economía, ha expropiado y llevado al fracaso a la empresa privada,sin prever el crecimiento poblacional que asciende a 30 millones de habitantes?¿Por qué, actualmente, la revolución solo produce 2.3 millones de b/d, a una razón de 0.07 barriles diarios por habitante? (Reporte de la economía, 11/04/14)
¿Por qué ha endeudado a PDVSA y ha empeñado a los venezolanos, mediante la más grosera deuda externa que haya tenido Venezuela desde su vida republicana, que sobrepasalos 268 mil millones de dólares? Esto sin contar, que la revolución ha rebasado, en casos de corrupción, a los gobiernos que la precedieron. La actual corrupción gubernamental, además de estar destrozando los valores éticos del pueblo, lo estanca en las más despiadadas miserias de la antipolítica, la descomposición social y el fracaso económico.Su abuso de poder gubernamental, como ariete, destroza a las instituciones del Estado y agrede a los más fundamentales derechos constitucionales. Para ello, se vale del arribismo, del caciquismo, del uso ilegítimo de información privilegiada, del tráfico de influencias, deextorción. Muchos personeros del gobierno, hacen gala delfraude yde la malversación de los dineros públicos. Y lo peor, para mantenerse en el poder, prevarica y disloca a las decisiones legales, se vale de la cooptación, activa a su más ponzoñosa manipulación, soborna para envolver la voluntad del pueblo y escamotea las elecciones. Y sin rubor alguno, gobierna bajo el nepotismo, el compadrazgo, la impunidad. Y sin escrúpulos, se arroja al más despiadado despotismo ideológico, en desconocimiento de los DDHH.
¿Será que este gobierno es, ciertamente, perverso? Los perversos, por naturaleza, son mitómanos. Se camuflan, se disfrazan o se esconden detrás de todo aquello que signifique poder. Mientras más posean poder y, el valor del objetivo a destruir les sea más emblemático, sus atrocidades le serán más placenteras. Así, bajo estos efectos, aparentan ser justicieros, no sin dejar de silenciar la crítica y la libre expresión. Como hipócritas, expresan ser amantes de las libertades democráticas, cuandopor catástrofe, las destruyen de hecho y cohecho.Afortunadamente, el espíritu de los pueblos tieneconciencia ética y, el pueblo venezolano, no es una excepción. Y para ejemplo, estas reservas morales han sido demostradas por el arrojo de la juventud trabajadora y estudiosa del país, cuando han salido a manifestar y han sido mortalmente reprimidos por el gobierno.Por eso, los constituyentes y legisladores de 1999, conocedores de estos precedentes y previendo los excesos en que incurren algunos gobernantes, aprobaronpreceptos que dan el derecho a la protestacomo lo expresa la Constitución en el Art. 68, o,lo establece el Art. 350, que invita a desconocer a “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
La crisis político-económica venezolana no se dio, sin haber causado grandes injusticias producto de la segregación política, la violación de los DDHH y ataque contra la propiedad privada. Se necesita un diálogo integrador, de intención solucionadora que dé visos objetivos y tangibles de reconocimiento al otro, al distinto;que dé libertad plena a todos los presos políticos, sin distinción alguna; que busque el cese de la exclusión y persecución política;que llegue al respeto yal debido cumplimiento de la preeminencia de los DDHH. En fin, que dé crédito y aceptación a todas aquellas concesiones que permitan la coexistencia pacífica, el libre crecimiento de la diversidad y el progresodel pueblo venezolano.Y así poder,para reiterar lo que dice Michel Godet,“iluminar la acción del presentecon la luz de los futuros posibles”
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com