El verdadero liderazgo político no va incrédulo, mocho y cabizbajo frente al adversario…
El diálogo de la forma como ha sido aceptado y conducido, no es bueno. Leyendo al profesor y mejor amigo Ángel Oropeza (¿De regreso a 1998?/El Universal – 16-04-14), me llamó la atención el símil que usa para explicar la necesidad del diálogo, esto es, “negociar con el secuestrador que se ha llevado a tu hijo”. Veamos de cerca este argumento porque nos puede ayudar a ponderar la ventaja o desventaja de asistir un diálogo político (no-criminal), en las circunstancias que atraviesa el país.
Nos dice el profesor Oropeza: “Es un principio ético entendible que con delincuentes ni se dialoga ni se negocia. Ahora bien, supongamos que Ud. sufre la desgracia que le secuestren un hijo, y los secuestradores le llaman por teléfono para negociar. ¿Se aferra Ud. a su principio originario y se resiste a atender, porque “usted no habla con malandros?”
Lo primero que debemos entender es que no estamos negociando con secuestradores. Aunque luce obvia la aclaratoria, lo que queremos significar es que no estamos en presencia de una situación suma-cero, de corte criminal, que valide utilizar el comparable. En el supuesto negado que el símil fuese potable, tampoco es plausible porque cuando se hace contacto con los captores, con ellos no se dialoga, no-se-negocia, no se intercambian conocimientos (base fundamental de un diálogo), sino se escuchan sumisa y débilmente, sus exigencias. Es pidiendo clemencia como el extorsionado anota las condiciones de la devolución, mismas que se deben cumplir sin otra vacilación, que atreverse a regatear “la tasa” del rescate (en circunstancias de profundo terror y riesgo). En política conversar de ese modo, es perder de entrada sin decir palabra. El diálogo con un régimen autocrático, comporta una medición de fuerzas grupales, no entregas sectarias. No se aceptan amenazas, ni chantajes, y por el contrario, se demandan condiciones mínimas de equidad antes de sentarse. De un dialogo a nivel, deben surgir concesiones acatables por estar las partes genuinamente representadas. No se trata de subordinar la vida del muchacho a mis principios. Se trata de que nadie en política está facultado a negociar, los principios de otros.
Agrega Oropeza: “En Venezuela están matando a nuestros hijos. Rechazar a priori la posibilidad de sentarse con los responsables… es políticamente irresponsable” Ángel da con el fondo de la cuestión. ¿Qué es lo políticamente responsable? El diálogo no es un fin en sí mismo. No es dialogar por dialogar, sino hacerlo para obtener resultados visibles. No es una disputa entre individuos o vecinos. Es un careo de altísimas proporciones sociales que involucra al Estado y sus ciudadanos, todos. Sentarse a hablar con algunos actores políticos, no legitima la mediación. El conflicto en Venezuela ya no es estrictamente político y con políticos. Es por la vida; la criminalidad, la escasez, la inflación, la educación de nuestros hijos. Es la salud, la corrupción, la justicia, la libertad de los presos de consciencia, la militarización de la sociedad, la injerencia cubana y la represión. En ese diálogo no están todos los que son, ni todos los que deben estar. No están los estudiantes, ni los empresarios, sindicatos u ONG’s. No están todos los partidos ni actores políticos que luchan desde la cárcel o desde la calle por nuestros derechos. No está presente íntegramente la dignidad y la desesperanza del que va a pie y no consigue pan, azúcar ni café. Dialogar sin amnistía, no es serio, es una bofetada. Es banal. En caso de lograrse algún acuerdo: ¿quién lo acata? ¿Quién cesa la protesta? ¿Quién decreta el fin de la resistencia frente a la injusticia? ¿Quién representa en ese diálogo a Geraldine Moreno (muerta de un escopetazo en la cara), Marvinia Jimenez (agredida a rabiar a cascazos); José Méndez (arrollado por un carro oficial de Pdvsa); Adriana Urquiola (asesinada con 7 meses de embarazo) o Juan Carrasco (violentado con un fusil)?, por nombrar unos de los tantos casos que van impunes, mientras detienen a mas de 2000 protestantes. Queda claro lo que busca la MUD: ser reconocida como el principal actor de oposición con poder de “negociar” vacantes en el TSJ o en el CNE.
Lo responsable y lo ético en política es actuar de manera moralmente adecuada y estratégicamente eficiente. Es ser coherente y respetuoso con la oposición que resiste y protesta por una salida o una solución inminente, no diferida. Dicen que el 66% de la población quiere diálogo. Pero omiten aclarar que el 90% del que se dice opositor, cree que no lograrán nada, y en todo caso, no será con la prontitud requerida. Exhibirse en cadena nacional y sentirse feliz porque se cantaron “verdades” es banalizar el diálogo. El verdadero liderazgo político no va incrédulo, mocho y cabizbajo frente al adversario… Mandela predijo que “un preso no negocia ni firma contratos, porque no es libre de suscribir acuerdos”… Este diálogo es historia repetida de la coordinadora democrática y la otrora mesa de negociación. ¿Adónde nos condujo? A donde estamos de mal en peor… Pero será derrotado por la verdad de la calle.
@ovierablanco