Si lees esta historia vas a vivirla como propia, porque lo que me pasó a mi le puede pasar a cualquiera. Esto te va a concientizar más que cualquier campaña de prevención contra Enfermedades de Transmisión Sexal. Tómate 5 minutos.
Por Laura P./ RNW
Tengo 31 años, soy soltera, con una vida sexual bastante activa. Siempre pensé que el sexo era sólo disfrutar y que lo más grave que me podía pasar era quedar embarazada. Soy de clase media y tengo educación superior.
Todos los años me hago un chequeo médico general, incluyendo el test de HIV. Unos días antes de que comience este calvario me había hecho el test con resultado negativo, obviamente.
Pero hoy la vida me hizo aprender de la forma más dura, poniendo en riesgo lo más importante que tengo: mi vida… y todo por no usar preservativo.
Me confié
Un día conocí a alguien y después de la primera vez sexual dijo que el preservativo le había generado una reacción alérgica, que estaba acostumbrado a que con su ex novia no usaba, que me quedara tranquila que él se había hecho un test de VIH hacía poco y estaba bien. Yo le creí y las siguientes ocasiones no nos cuidamos; sólo nos cuidábamos al momento de la eyaculación, que era afuera.
A los dos meses de estar con esta persona voy a realizar mi chequeo ginecológico anual. Ese mismo día había sentido una molestia en la zona externa de la vagina y un leve sangrado. Al ver a la doctora le manifesté el síntoma. Me revisó y dijo que tenia un Herpes Vaginal. Le solicité información sobre la causa del contagio y su respuesta fue “no es nada, te bajaron las defensas, ponte estos óvulos, usa esta pomada durante unos días, toma 16 de estas pastillas y dale 4 a tu novio”.
Yo, preocupada, busqué informarme al respecto, y decidí consultar a una dermatóloga, ya que consideré que iba a ser importante asesorarme mejor y saber cómo evitar un rebrote de herpes en el futuro.
Ahí comenzó la pesadilla… No podía dejar de pensar en que yo, que nunca había tenido una enfermedad de transmisión sexual, ahora tenía una, y quién sabe si podría tener alguna más.
Saqué un turno y, al momento de examinarme, la doctora comentó que la lesión no era un herpes y me consultó si había tenido relaciones sexuales sin protección. Al responderle que sí, me indicó realizar un análisis de sangre para detectar si la lesión se trataba de Sifilis, y dio positivo. Tenía sífilis recién contagiada.
Siguieron tres semanas de inyectarme penicilina, de padecer el dolor de las inyecciones y de estar muy angustiada.
Mi mundo se venía abajo. En ese momento no estaba más con esa persona (nos habíamos distanciado por otras razones) y lo llamé para contarle. Como queriéndome tranquilizar, él me aseguró que sólo había estado con su ex antes que conmigo (cosa que nunca le creí sinceramente). Se hizo el estudio y le dio también positivo, pero con valores mucho más altos que a mí y lo mandaron a hacerse más estudios.
Empecé inclusive a hacer terapia porque me encontraba desbordada por la situación, no podía creer que esto me estuviera pasando a mí.
Resultados preocupantes
Llega el día de los resultados de sus análisis y le sale VIH Positivo. En ese momento me dice que en realidad su último estudio (ese que me había dicho que se había hecho hace poco) en realidad nunca se lo había hecho, que nunca pensó que podía tener esta enfermedad. Me confiesa además que su ex tenía un nuevo novio, y que se habían estado viendo sin cuidarse. La ex estaba embarazada de su nuevo novio y, en ese momento ella también se enteraba que tenía Sífilis y VIH, motivos por los cuales decidió abortar a su bebé.
No puedo describir lo destrozada que me sentía. Me encontré frenada en la vida por esta situación y esta incertidumbre sobre mí, porque no podía hacerme el test todavía ya que estaba en el “periodo ventana”, es decir el tiempo entre la primera infección y el momento en el que la prueba ya puede detectar de manera segura la infección.
Fui a un infectólogo y me dijo que quizás había zafado porque yo con esta persona no había tenido relaciones anales ni me había eyaculado adentro, pero el riesgo estaba. Me indicó realizarme el test y fui también por mi cuenta a hacerme un test rápido que dicen que tiene sólo un mes de período ventana.
Ambos tests… el rápido y el tradicional dieron como resultado negativo. Sin embargo, los médicos dicen que debo seguir controlándome, ya que si el virus entró en mi cuerpo podría hacerse positivo más adelante, inclusive rozando los 6 meses de periodo ventana.
Esperanzas
Al día de hoy no encuentro un infectólogo que me contenga. Es un mundo totalmente distinto al que yo estoy acostumbrada, estoy pasando el peor momento de mi vida, sin poder hacer nada más que esperar y rogar por haber zafado. Y todo por creer que esto nunca me iba a pasar a mí.
La persona que me contagió es también de clase media, con estudios, super cuidada con su salud, y que practica deportes todos los días.
Hoy me he vuelto en una experta en enfermedades de transmisión sexual. En menos de dos meses supe más que en toda mi vida sobre los riesgos de tener relaciones sin protección.
Aprendí por ejemplo que el sexo anal es la vía de contagio más importante de enfermedades, que puedes tener enfermedades sexuales silenciosas que no presentan síntomas hasta después de un tiempo, y que si no las tratas puedes poner en riesgo tu vida. Y por sobre todo aprendí que estas enfermedades nos pueden afectar a todos, sin discriminar razas o niveles sociales.
Hoy necesito hacer algo con todo esto y por eso me decidí a escribir mi historia, para que cualquiera que la lea tome conciencia y valore más su vida al momento de elegir entre cuidarse o no.
Quedo a entera disposición para quien considere necesario contactarse conmigo.