El gobierno juega con fuego y su ceguera puede conducirnos a una tragedia. La honda crisis económica y social, los elevados niveles de conflictividad, las protestas estudiantiles, el descontento en las calles y en las FAN, hacen que crezca la desesperanza y que el gobierno cada día pierda más apoyo. Por otra parte, que exista una inmensa duda sobre las elecciones en Venezuela y que apenas 36% de la población piense que es Maduro quien realmente gobierna, son signos inequívocos de la crisis de legitimidad. Todo ello conforma un cuadro dramático pero el gobierno se hace la vista gorda, cree que ignorar la crisis es una solución y pierde la única oportunidad que tiene el país de construir una salida pacífica y evitar un doloroso rio de sangre: el diálogo.
Que tal oportunidad se pierda no será culpa de la oposición responsable, la cual asiste a ese diálogo plenamente consciente de que su interlocutor carece de vocación democrática, tiene un talante autocrático y un inocultable rasgo militarista. Sin embargo, quien está entrampado es el gobierno: Si no cede, ni ofrece soluciones, además de reafirmar sus carencias democráticas estará generando las condiciones para que las protestas se extiendan. “Cuchillo pa´su garganta”, para decirlo en términos coloquiales. Si el gobierno no libera a los presos políticos, ni da señales de querer rectificar, solo demuestra que su compromiso con la paz es pura demagogia y estará defraudando a la inmensa mayoría de la población (87% según Datos CA) que considera pertinente un diálogo, aunque muy pocos tengan expectativas positivas con este gobierno cubano-militar. En otras palabras, que el diálogo sea un fiasco será el fracaso del gobierno y le significará un alto costo político.
Los que cuestionan el diálogo por inútil, pueden tener razón pero olvidan que esos encuentros son un escenario para contrastar dos realidades: Un régimen autocrático Vs una Venezuela democrática, lo cual tiene más valor de lo que muchos se imaginan. Las fuerzas? que promueven el cambio están obligadas a reafirmar su compromiso democrático, no pueden negarse ?al diálogo y mucho menos cuando tantas miradas están colocadas en nuestro país. Que sea el gobierno quien patee la mesa con su actitud irresponsable. Que los venezolanos y el mundo vean quien es quien. El gobierno cava su propia tumba, todas sus actuaciones recientes han sido equivocadas y derivan en una pérdida de respaldo popular, aun cuando puedan satisfacer a los sectores oficialistas más radicales. Para esos reductos “gobierna” Nicolás, con la daga de Diosdado a su espalda y la bota cubana en el pescuezo. Al patear la mesa, el régimen queda en evidencia, la necesidad de cambio aumenta, se convierte en una convicción y aunque se cierran los espacios democráticos, la ola crece y se hará indetenible. Lamentablemente esa actitud agudizará la crisis del país y pudiera abrir las puertas a la violencia. Francamente, no hay mayor desgracia que un gobierno fracasado, corrupto y autoritario, ni hay peor ciego que aquel que no quiere ver!
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente Progresista / Vicepresidente de la ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.