En el sistema social de una nación, concebido como un macrosistema, convergen tres subsistemas importantes: el económico, el político y el social, la función de un Gobierno consiste en brindar estabilidad a esas áreas para garantizar el desarrollo y el bienestar del país.
Escrito por Mariángel Durán/ El Impulso
Pero, “cuando uno de estos elementos falla, se rompe el equilibrio de ese macrosistema. Por ende, el Gobierno o el Estado debe aportar las soluciones en función de los problemas que afectan al país y en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro no está cumpliendo con estas funciones”, explica el politólogo Germán Aponte, al hacer un balance sobre el primer año de gestión del mandatario nacional.
Según Aponte, el balance es negativo desde todo punto de vista, porque hoy la nación carece de estabilidad económica, social y política. “La acción de un Gobierno se mide en el nivel de bienestar y de estabilidad que este genere para los habitantes, pero eso no ocurre en el país”.
La escasez, la ‘hiperinflación’ y la inseguridad, son ejemplos de la inestabilidad del país, “indican que el Gobierno no ha generado las suficientes condiciones para el bienestar económico de los ciudadanos y eso repercute en la conflictividad social que es evidente en las calles”.
A la par de los problemas económicos y sociales se encuentra latente una crisis política motivada por una ruptura del orden democrático establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. “Las reglas del juego, en el ámbito político, no están claras porque muchas de las acciones llevadas a cabo en este último año irrespetan lo planteado en la Carta Magna”.
En este punto, recuerda los juicios relámpagos contra dos alcaldes electos democráticamente (Daniel Ceballos, de San Cristóbal- Táchira, y Enzo Scarano, de San Diego- Carabobo), quienes fueron señalados por las protestas y barricadas “pese a que el orden público no es su potestad”. De igual manera, el allanamiento a la inmunidad parlamentaria de los diputados Richard Mardo y María Mercedes Aranguren, “con el fin de llevar a buen término la aprobación de una Ley Habilitante”; a esto se sumó la acción reciente impulsada y aprobada en contra de la parlamentaria María Corina Machado. “Esta realidad nos permite inferir que desde el punto de vista democrático no existe una separación de poderes”.
Economía entre indecisiones y medidas tímidas
La gestión en materia económica del presidente Maduro puede dividirse en dos períodos: “Un primer semestre marcado por indecisiones y medidas tímidas como la devaluación de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar. Y un segundo semestre durante el cual se tomaron medidas férreas en el control de los precios, con el conocido Dakazo cuando obligaron a una serie de establecimientos comerciales a vaciar sus anaqueles y salir de sus inventarios a precios distintos de los que tenían estipulados. Y el resultado de ambos semestres ha sido una gran inflación que castiga el bolsillo de los trabajadores”, analiza el economista Juan José Pérez, jefe de la carrera de Economía de la UCLA.
Existe un descenso en la actividad productiva y “una situación que los economistas denominamos crisis de las expectativas, en las que ningún agente económico piensa que esto va mejorar, porque no se han tomado medidas importantes que pudieran enderezar el rumbo de la economía nacional”.
El balance económico es negativo, explica Pérez, la inflación que en el 2012 fue de 20% saltó a 56% en el 2013; el crecimiento económico del PIB que fue de 5,1% pasó a 1,6%; la escasez de divisas llevó a las reservas internacionales a su mínimo histórico en los últimos 20 años. “El déficit fiscal del sector público que ya había llegado a un terrible 12%, similar a los registrados en las crisis económicas de Grecia, España e Irlanda, ahora está en 15%. Estas cifras son expresiones de un malestar económico generalizado”.
A favor del Gobierno expresó que “en medio de enormes dificultades ha tratado de mantener los programas de las misiones, entre ellas la Gran Misión Vivienda Venezuela, al igual que las medidas de estabilidad laboral que, si bien causan un daño enorme al aparato productivo, de alguna manera ayudan a estabilizar los ingresos de la población con empleo, que siempre tendrá su quince y último”.
Medidas como la Ley de Costo y Precios Justos, que se ofreció como la gran panacea y la solución definitiva al problema de la inflación y la especulación, ha degenerado en la inflación más elevada de todo el período del Gobierno bolivariano en Venezuela, acota.
“En el Plan de la Patria se estimaba un aumento de la producción petrolera venezolana del 100%, pero eso no ocurrió y en cambio los precios del barril disminuyeron y la producción se ha deteriorado, con el agravante de que tenemos una especie de Mercal petrolero en beneficio de varias naciones amigas que, de paso, se tardan en pagar”.