Unos 40 jóvenes decidieron el martes radicalizar su protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro y se colocaron cadenas en el cuello y la cintura que ataron por varias horas a postes de luz, rejas y troncos de pequeños árboles.
Por Fabiola Sánchez/ Associated Press
“Nos declaramos en rebelión civil. A partir de hoy decretamos que estamos en contra del régimen que pretende gobernarnos”, dijo Geraldin Martínez, una estudiante de 20 años de la estatal Universidad Simón Bolívar mientras permanecía acostada sobre una acera y con la cabeza apoyada sobre una almohada y a su vez encadenada a un poste de luz.
El campamento de protesta en el municipio capitalino de Chacao, al este de la ciudad, que comenzó en marzo con una decena de tiendas ya alcanza a más de un centenar de pequeños toldos. Unos 300 jóvenes pernoctan en el lugar ubicado frente al edificio donde funcionan las oficinas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y en medio de la avenida Francisco de Miranda, una de las principales vías del este de Caracas.
“El gobierno se hace el sordo… estamos aquí encadenados hasta que el gobierno deje el mando porque no lo reconocemos como gobierno legítimo”, indicó Martínez. “La libertad tiene un precio y estamos dispuestos a pagarlo”, agregó la joven, que explicó que sólo se libera del poste donde está encadenada para ir al baño o a su carpa a descansar.
Venezuela se ha visto sacudida desde febrero por protestas de universitarios y opositores, esencialmente de clase media, en contra de la desbordada inflación -que alcanzó en marzo una tasa anualizada de 59%-, el desabastecimiento de bienes básicos y un alto índice de delincuencia.
Maduro ha rechazado las protestas considerándolas parte de un plan para un “golpe de Estado” que asegura que estaría siendo promovido por grupos de derecha.
Los violentos incidentes registrados en Caracas y otras ciudades han dejado 41 muertos, 674 heridos y más de 2.200 detenidos, de los cuales 175 permanecen arrestados y sujetos a procesos judiciales, según la Fiscalía General.
Oriana Márquez, una estudiante de diseño de modas de 26 años, afirmó que junto con sus compañeros decidieron encadenarse en rechazo a la sentencia que emitió la semana pasada el Tribunal Supremo de Justicia que prohíbe las protestas sin permiso.
“Nos parece que nos están quitando realmente nuestros derechos porque estamos luchando por la libertad de Venezuela”, expresó Márquez, quien se colocó una cadena en la cintura y la sujetó al tronco de una pequeña palma.
A su lado estaba Carlos Pellicer, un estudiante de psicología de la Universidad Católica Andrés Bello de 18 años, aseguró que se encadenó para defender el derecho a la protesta. “Tomamos esta medida de encadenarnos, a ver si nos van a quitar”, dijo.
La decisión del máximo tribunal contra las protestas ha sido rechazada por opositores y algunos juristas que consideran a la sentencia violatoria de la constitución, que contempla el derecho a manifestar pacíficamente.
El dictamen fue considerado la víspera por el alcalde metropolitano y líder opositor, Antonio Ledezma, una “patada” al proceso de diálogo que llevan adelante el gobierno y la coalición opositora para tratar de encontrar una salida a la crisis política y económica que enfrenta el país.
Maduro, que alcanzó a mediados de mes su primer año de gobierno, ha sostenido en las últimas semanas reuniones con empresarios y opositores para recuperar la economía.