La política de un gobiernose reivindica,con éxito, cuando se torna auténticamente inclusiva y trabaja de manera imparcial para el bienestar, la integridad óptima de sus habitantes y la unión del país. Por supuesto, sus proyectos políticos, sociales y económicos deberían estar sustanciados de prospectiva, como instrumento guiador del presente con “la luz de los futuros posibles”, como lo diría el economista francésMichel Godet.Pero todo, por siempre, tendrá que estar sujeto al respeto delos derechos humanos (DDHH).Y bajo estos criterios ineludibles, lo importante es, que gobernantes y gobernados entiendan que los delitos nunca dejan de ser como tales ni prescriben. Porque no hay partido político, ni argumento alguno, para evadir responsabilidades ni ley que despoje de los derechos y deberes garantizados por la Constitución, como Ley Madre.
El Artículo 19,de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, nos advierte que:“El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y leyes que desarrollen.” Y, a su vez,la Convención Americana de los Derechos Humanos (CADH), en su Art. 1. Ordinal 2., señala que: “persona es todo ser humano.”Los venezolanos, conscientes de estos preceptos, rechazan que el gobierno de Nicolás Maduro, criminalice y reprimaa las manifestaciones de la juventud estudiosa y trabajadora del país. E igualmente, no tolera queel régimenexcluya o segregue a la otredad, que no reconozca políticamente al otro, al que piensa distinto.
La militancia, la afinidad, la amistad, el respaldo a un partido, a un gobierno; la admiración hacia un líderpolítico, o en su defecto, de cualquier ser que haga las veces de dirigente, jamás deberían alejarse de la políticadel reconocimiento del otro.Si lo hace, irremisiblemente, llevará a la República a su propia destrucción. Asimismo, un gobierno que aplique políticas parciales, que secuestre los poderes públicos y a todas las instituciones fiscales y contraloras fenecerá, ineludiblemente, en las escandalosas fauces de sus excesos y errores.
Todo hombre civilizado se expresa mediante la constitución de su nación. Porque estada preeminencia a la progresividad de los DDHH, a la pluralidad de pensamiento que sustancia a los derechos políticos, sociales y económicos. Antonio Blavia Esquirol, en su obra: Evolución del Pensamiento Político, expresa que, todas las definiciones sobre política, “resultan ambiguas debido a las contradicciones que provienen de los juicios éticos de quienes la han formulado”; pero coincide, que en ella está “el poder de hacer y ejecutar las decisiones para la comunidad.” Pese a que no haya coincidencia en los juicios éticos, tenemos que tomar en cuenta que la política es como el agua, hay que mantenerla limpia para digerirla y administrarla. Y tener en cuenta que aunque la guerra es un instrumento político, si bien resulta contradictorio, la política fue creada para resolver conflictos y evitar la guerra. Y no enteramente como aparece en la obra: En la Guerra, de Carl von Clausewitz: “la guerra es la continuación de la política por otros medios.” Porque, por principios, en la guerra los hombres continúan con la política, como instrumento esperanzador para reducir al conflicto, hasta llegar a los términos que dan la paz.
Pero en Venezuela, “el odio, la enemistad y la violencia primitiva”, como elementos que despiertan la guerra, según Clausewitz, parecenimponerseen la antipolítica y la instigante cruzada del gobierno, que en connivencia con otros sectores particulares de intereses oscuros, pugnan para aniquilar a los partidos políticos,como una manera de hacer política al revés y minar el camino de la paz. Pero, sin embargo, la política prevalecerátransformándose y nutriéndose de la misma crisis político-económica que azota al país.Situación que forzará, si no la extinción,la re-orientación de los partidos políticos tradicionales, el surgimiento de otros partidos, el nacimiento de innovadoresmovimientos políticos y el surgimiento de nuevos liderazgos. Este es el destino de un pueblo acostumbrado a vivir y justificar a la sociedad abierta en concierto con la democracia.
En suma,porque la política no se detiene.Ella se renueva,de manera progresiva e integradora, cuando las reservas éticas de sus dirigentes la impulsan. Sin moción, evoluciona con y para el ser humano que comprende la heterogeneidad, la diversidad y la pluralidad del pensamiento universal. Pues, bajo estos principios, ayudará a los pueblos a ser, a crear un mundo mejor y a legitimar la existencia sin hipocresía ni discriminación alguna. En esta dirección, el historiador Ángel Lombardi en su artículo “Democracia sin política” nos remite las siguientes impresiones: “Sin menospreciar la experiencia política del pasado, hay que entender, definitivamente que hay que re-inventar la política, por la sencilla razón que la sociedad moderna, abierta, plural y global se está reinventando continuamente.” (Diario La Verdad,28/04/2014).
Ciertamente, la política es el recurso más importante del hombre para vivir con y entre los diferentes, es el arte de conciliar diferencias y armonizarlas, para encontrarla felicidad, comobúsqueda universal del “fin final o perfecto”, estudiado por Aristóteles y ratificado, ulteriormente, por el avance de la filosofía política, la antropología y la sociología.
La democracia, al igual que el mismo hombre, se sabe imperfecta; pero busca la perfección. No se pretende científica; pero usa la ciencia sin desconocer sus contradicciones y demarcaciones. Y con ello, va el apego y respeto a favor de la propiedad, del desarrollo, de la idiosincrasiay de la sabiduría de los pueblos.Porque para un buen líder político, no hay felicidad sin libertad ni armonía sin diversidad.
Víctor Vielma Molina/Educador/[email protected]