El Calabozo de la Libertad
EL CÁNCER DE MADURO
Antes que comiencen las especulaciones y el SEBIN allane mi casa, es bueno aclararlo: este artículo no tiene nada que ver con alguna enfermedad de Nicolás. No soy médico. Tampoco soy oncólogo. No trabajo en el CIMEQ, donde atendieron a Chávez. Y no tengo ningún vínculo familiar con el Dr. Marquina.
Aclaradas las cosas, vayamos al tema que nos ocupa: Nicolás Maduro está al frente de un gobierno enfermo. Esta gestión nació con una enfermedad congénita. Desde el mismo día en que Hugo Chávez le anunció al país y al mundo que Maduro sería el sucesor, y lo ungió como candidato presidencial, se sabía que tendríamos muchos problemas.
La enfermedad del gobierno de Nicolás se agravó el 14 de abril de 2013, cuando no pudo superar la cantidad de votos obtenida por Chávez. Como se recordará, en los comicios del 7 de octubre de 2012, Chávez obtuvo un total de 8.191.132 votos, para un 55, 07 %. Mientras que su competidor, Henrique Capriles obtuvo 6.591.304 votos, para un porcentaje del 44,31%. La diferencia entre ambos candidatos fue de 1.599.828 votos, es decir, un 10,76%.
En las presidenciales del 14 de abril de 2013, Maduro obtuvo 7.587.579, es decir, 603.553 votos menos que Chávez, para un total de 50,61%, mientras que Capriles obtuvo 7.363.980 para un 49,12%. La diferencia entre ambos candidatos fue de apenas 223.599 votos, es decir, un pírrico 1,49%. Tales resultados confirmaron el diagnóstico: el enfermo tiene cáncer.
Esos resultados dieron como consecuencia que el gobierno que asumió el poder el 19 de abril de 2013, fuera un gobierno enfermo, un gobierno ilegítimo, un gobierno débil, un gobierno cuya enfermedad, lejos de curarse, se ha venido agravando poco a poco, con el paso de los meses, tal como ocurrió con el cáncer que afectó a Hugo Chávez y que terminó matándolo oficialmente el 25 de marzo de 2013.
Hagan memoria: fue el 10 de junio de 2011 cuando los venezolanos y el mundo entero nos enteramos oficialmente que Hugo Chávez estaba severamente enfermo. Los rumores en torno a la enfermedad del Presidente corrían desde principios de 2010, pero el gobierno se encargó de hacerle creer a la mayoría de los venezolanos que el Jefe de Estado estaba muy bien de salud y que no había nada que temer. 22 meses después Chávez estaba muerto.
Lo mismo parece ocurrir con el gobierno de Maduro. La propaganda oficial pretende hacerle creer a los venezolanos que estamos frente a un gobierno fuerte, un gobierno robusto, un gobierno sano, libre de piojo y pulgas. Pero todos sabemos que no es así. La enfermedad que agobia a este gobierno es inocultable. Prueba de ello fueron las 4.410 protestas sociales que se registraron en el año 2013, a un promedio de 12 protestas por día y las casi 1500 protestas que se han registrado en el primer trimestre de 2014.
Desde el 4 de febrero de este año, la enfermedad del gobierno de Nicolás Maduro se ha agravado. La escasez, la inseguridad, la conflictividad social, la corrupción desmedida, el desempleo y el descontento, se sienten en cada rincón de Venezuela. Nadie, ni siquiera el propio Oscar Schemel, y sus encuestas fantasmas, podría asegurar otra vez, como lo hizo un par de años atrás, que el 83% de los venezolanos se siente feliz.
El gobierno de Maduro tiene cáncer. Esta administración ha podido sortear, entre viento y marea, los primeros 12 meses, pero será muy difícil que pueda aguantar 10 meses más. Lo mismo ocurrió con Chávez: entre el 10 de junio de 2011 y el 25 de marzo de 2013, el gobierno se empeñó en hacerle ver al mundo que el Jefe de Estado estaba muy bien. De hecho, el mismo Chávez le anunció al mundo, el 10 de septiembre de 2011, que había derrotado al cáncer. 16 meses después, en diciembre de 2013, dijo que estaba muy mal, que no sabía si regresaría con vida de La Habana, y que Nicolás Maduro sería su sucesor.
Maduro está haciendo exactamente lo mismo: sabe que su gobierno está enfermo. Está claro en que no va a poder sacar a flote un gobierno que se está hundiendo, pero insiste en hacerle creer a la gente que no está pasando nada, y que todo se va a solucionar muy pronto. Pero la procesión va por dentro.
Estamos ante un gobierno enfermo, un gobierno en etapa terminal. El cáncer que agobia a esta administración ha hecho metástasis. Podrán hacerle mil radioterapias, 500 quimioterapias y todos los tratamientos habidos y por haber, pero nada ni nadie lo salvará de la muerte. Este gobierno respira, entre otras cosas, porque algunos sectores de la oposición decidieron colocarle una bombona de oxigeno.
Chávez sucumbió luego de 22 meses enfermo. El gobierno de Maduro lleva apenas 12 meses. Estamos en cuenta regresiva. Debemos prepararnos para lo que viene. Los próximos 10 meses van a ser cruciales. Maduro no superó el tope de votos obtenidos por Chávez. No creo que pueda superar los 22 meses que aguantó enfermo el Comandante.
Mexico, 03 de mayo de 2014
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