El presidente francés François Hollande, cuya impopularidad bate récords dos años después de su elección, trató el martes de convencer a los franceses de que se abre una nueva fase en su mandato con la perspectiva de un “giro económico”.
“Yo no tengo nada que perder, lo que cuenta es el país, que tiene todo por ganar”, recalcó Hollande para concluir una entrevista radiotelevisada de una hora, durante la cual fue interrogado sin miramientos por el periodista que lo entrevistaba y por oyentes que intervenían en directo.
El presidente rechazó la acusación de “amateurismo” que le suele hacer la oposición, y pidió ser juzgado por sus resultados.
“¿Amateurismo cuando se trata de sacar de la crisis a la zona euro? ¿Amateurismo cuando se trató de intervenir en Malí cuando nadie lo hacía y el terrorismo estaba ganando la partida? ¿Amateurismo cuando se trata de ir a Centroáfrica para evitar un genocidio? ¿Amateurismo sobre la crisis siria cuando yo fui el único jefe de Estado occidental que dijo ‘cuidado, estamos permitiendo una matanza'”?, enumeró Hollande, recalcando: “Prefiero asumir mis responsabilidades y ser juzgado por mis resultados”.
El presidente socialista admitió empero que no les dijo a los franceses “lo suficiente” sobre la crisis económica inmediatamente después de su elección.
Su victoria frente al conservador Nicolas Sarkozy el 6 de mayo de 2012, no se debió a que “yo tenía un programa deslumbrante” sino “sin duda a que mi predecesor había fracasado”, reconoció.
– “La obsesión” del desempleo –
Un mes después de la rotunda derrota de la izquierda en las elecciones municipales, Hollande, cuya impopularidad bate récords en los sondeos, pidió que se le juzgue “al final de su mandato”, y se declaró convencido de que su nuevo primer ministro, Manuel Valls, puede dar “el impulso necesario para reactivar el país”.
El jefe de Estado recalcó que su “obsesión” sigue siendo la lucha contra el desempleo, que roza el 10% en Francia, y sostuvo que, aunque no logró “invertir la curva”, como había prometido, logró al menos “estabilizarlo”.
Tras ello, dijo que condicionaría su eventual candidatura a un nuevo mandato presidencial en las elecciones de 2017 a su balance en materia de crecimiento económico y empleo.
Hollande reivindicó haber contribuido a la estabilidad de la zona euro y a la creación de una unión bancaria, haber creado un impuesto sobre las transacciones financieras y haber instaurado en Francia la separación de las actividades especulativas y de las actividades de depósito de los bancos.
No obstante, su apuesta de “un giro económico” parece arriesgada en momentos en que Francia se ha comprometido a realizar un plan de recortes de 50.000 millones de euros de aquí a 2017 para alcanzar el objetivo de reducir a 3% el déficit público en 2015.
Muchos economistas temen que las medidas de austeridad rompan el frágil impulso de la reactivación. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la tasa de desempleo sólo bajará levemente hacia fines de 2015. Por su parte, la Comisión Europea no cree que se alcance ese año el 3% de déficit, y espera sólo 3,4%.
François Hollande trató también durante su entrevista de reconquistar al electorado de izquierda, repitiendo su promesa de campaña de otorgar el derecho de voto a los extranjeros no europeos en las elecciones locales. Un proyecto de ley al respecto será propuesto antes del fin de su mandato, dijo.
No obstante, afirmó que “hoy no hay mayoría (parlamentaria) para votar tal texto” para el cual “se requiere una mayoría de tres quintos, porque hay que modificar la Constitución”.
Las críticas de la oposición a las declaraciones de Hollande no se hicieron esperar. “Esa entrevista tenía algo surrealista, con un presidente que habla de todos los temas y no logra encontrar justificaciones”, estimó el jefe de la bancada de diputados del partido UMP (derecha), Christian Jacob.
Por su parte, la presidente del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, estimó que la entrevista de Hollande fue un “ejercicio inútil” con “los mismos conjuros ridículos sobre el crecimiento y el desempleo”. El presidente “ve incluso un signo de ‘giro económico’ en el hecho de tener las previsiones de crecimiento más bajas del continente”, agregó Le Pen. AFP