La piel de los labios es más delicada y sensible que la del resto del cuerpo, por ello los cambios de temperatura y la contaminación dejan su huella.
Hay épocas del año, como el invierno o la primavera, en que los labios suelen agrietarse, lucen secos, deshidratados y sin color. Incluso, en ocasiones, la resequedad es tan profunda que llegan a sangrar.
Hay muchas razones por las que las que te ocurrir esto. En primer lugar, hay una falta de hidratación en tu piel (estás bebiendo poco agua); en cuanto al cambio de temperatura, existe un contacto con el frío y el viento, o, en su caso, una exposición prolongada al sol sin la protección adecuada. Otra razón es el deficiente consumo de vitaminas A y E.
¿Cómo prevenir la resequedad?
1. Usa humectantes de labios que contengan protector solar.
2. Evita el uso de los llamados lápices labiales indelebles (cuyo efecto dura en promedio 8 horas). Estos productos resecan más la piel.
3. Toma 8 a 10 vasos de agua al día.
4. Consume vitamina A, necesaria para el desarrollo de los huesos y el buen estado de las células de las mucosas y la piel. En forma natural, se encuentra en alimentos como el hígado, pescado, yema de huevo, mantequilla y queso, así como en melón, zanahoria, mango y espinacas.
A su vez, la vitamina E ayuda a que la vitamina A no se destruya, al mismo tiempo que proporciona oxígeno al organismo y retarda el envejecimiento celular. Productos alimenticios como ciruela, espinacas, plátano, manzana, espárragos y aguacate la contienen naturalmente.
5. Si tienes los labios resecos no intentes humedecerlos con la lengua. Aunque de inmediato sentirás alivio, cuando la saliva se seca tu boca queda aún más deshidratada. Lo mejor que puedes hacer es llevar siempre tu hidratante y aplicarlo de forma frecuente.
Recuerda que la calefacción y el aire acondicionado también suelen producir resequedad en los labios. Toma tus previsiones.