A finales de octubre de 2013, cuando inició la ola de fiscalizaciones del Ejecutivo nacional para imponer “precios justos” en los comercios de línea blanca, los espacios de los establecimientos estaban abarrotados de neveras, cocinas, lavadoras y aires acondicionados, aunque ya reportaban fallas para reponer inventarios por la baja fluidez en la entrega de divisas y los altos costos.
María Ramírez Cabello/ Diario Correo del Caroní
Hoy, sin embargo, el panorama es distinto. Seis meses después del boom de los “precios justos”, los comercios lucen con pocos equipos de línea blanca y marrón. No se consiguen aires acondicionados, ni topes de cocina, ni televisores y la oferta del resto de los equipos es limitada.
En contraste, la mayoría de los comerciantes han incorporado productos de madera y plástico, que no comercializaban antes, para mantener sus puertas abiertas, “para subsistir”, aseguran.
“Todas las semanas recibíamos mercancía, desde noviembre del año pasado sólo llegan colchones y muebles y lo que poco que tenemos de línea blanca tiene defectos”, indicó Betsys Guilarte, encargada del negocio Tu Mundo, en San Félix. Asegura que con lo poco que venden, en un contexto de bajas ventas, cubren la nómina, “pero la baja de los ingresos ha sido dramática”.
El local contaba en octubre de 2013 con 10 empleados y, en la actualidad, sólo quedan cinco. Guilarte cuenta que muchos decidieron irse porque antes ganaban por comisión, pero el giro que significó la baja oferta y la reducción de los ingresos hizo que eliminaran el beneficio de las comisiones, por lo que ahora sólo ganan un salario mínimo.
En el establecimiento Mi Mundo, la mayor parte del local está lleno de muebles. Antes, asegura el encargado Edgar Sánchez, tenían variedad de línea blanca. “Ahora sólo me quedan esas siete cocinas a gas y cinco neveras y en el depósito no tenemos nada, esto es todo”.
“Estamos prácticamente en cero y no se está vendiendo nada porque lo que busca la gente no tenemos”, añadió.