Manifestantes enfurecidos por el costo del Mundial quemaron el jueves neumáticos cerca de la Arena Corinthians de Sao Paulo, el estadio de 450 millones de dólares donde se inaugurará el torneo el próximo mes.
En medio de nubes de humo negro, cientos de integrantes del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo ondearon banderas rojas y gritaron consignas contra el Mundial que comienza el 12 de junio.
La policía les impidió llegar hasta las puertas del estadio, aún en construcción.
“¡Queremos casas nivel FIFA!”, gritaban los manifestantes, aludiendo a los multimillonarios estadios como la Arena Corinthians.
Decenas de manifestaciones más están previstas el jueves en el resto de Brasil, donde muchos dicen que los miles de millones de dólares gastados en el Mundial debieron usarse para mejorar la pésima calidad de los servicios públicos como la salud, la educación y el transporte.
“¡Gobierno, la culpa es tuya!”, decía un cartel en manos de los manifestantes en Sao Paulo.
Las protestas a menos de un mes del inicio del Mundial son una pesadilla para la presidenta Dilma Rousseff, cuya popularidad se derrumbó hace un año por una ola de masivas manifestaciones durante la Copa Confederaciones.
Sindicalistas y movimientos sociales bloquearon algunas de las principales autopistas de acceso a Sao Paulo, empeorando el tráfico habitualmente caótico de la mayor ciudad de América Latina.
El Mundial comienza el 12 de junio, cuando Brasil enfrentará a Croacia en la Arena Corinthians.
El Gobierno quiere que el torneo, seguido por más de 3.000 millones de personas alrededor del mundo, sirva para mostrar la nueva estatura de Brasil como potencia emergente.
Pero los preparativos fueron ensombrecidos por retrasos en la construcción de los estadios, sobrefacturación de las obras y sospechas de corrupción.
Trabajadores y movimientos sociales aprovecharon la cercanía del Mundial para presionar por demandas que van desde aumentos salariales hasta viviendas populares.
Millones de brasileños salieron el año pasado a las calles durante la Copa Confederaciones, derrumbando la popularidad de Rousseff.
Con las elecciones en octubre, otro resbalón en los sondeos durante el Mundial podría resultar fatal para la reelección de la presidenta. Reuters