El Niágara en bicicleta: Escasez de fármacos en Venezuela

El Niágara en bicicleta: Escasez de fármacos en Venezuela

El Toque
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“Usted tiene sarna” fue el diagnóstico tras buscar los síntomas que tenía en Google. Cualquiera se asusta, hasta la palabra suena poco higiénica. ¡Vaya! ¿Qué he hecho yo para merecer esta alergia que pica y pica sin detenerse? Es un cuadro médico que se repite en millones de personas. La producen los ácaros y su nombre técnico es “escabiosis”. Pasa el tiempo, continúas igual y acudes al médico. El dermatólogo dice que no es sarna, sino dermatitis causada por los gases lacrimógenos a los que estuve expuesto mientras ejercía el periodismo en Caracas durante estos meses de protestas. Pero lejos de ser un alivio se convirtió en una preocupación, pues tuve que ir a más de 17 farmacias para encontrar los medicamentos que me había recetado el especialista.

Por Eduardo Salazar/ @EduSalazarU

“Tour por Caracas”. Este diagnóstico (y aprovecho para no recomendar “examinarse por Internet”) me enfrentó a la realidad que en estos momentos atraviesa Venezuela: la escasez de fármacos. La experiencia de ponerse en la piel del otro siempre es buena para comprender la situación sin pasiones, ni parcialidad política, sino como “un ciudadano más”.





Todos sufren por la misma razón. Tanto los pacientes con enfermedades crónicas como los que tienen un dolor de cabeza o un herpes, todos por igual tienen que hacer un tour por las boticas de Venezuela, pues escasean analgésicos como el ibuprofeno o incluso cremas vaginales o para quemaduras y antibióticos.

Bárbara Sánchez, de 22 años de edad no consigue anticonceptivos regulados y su madre Carmen se queja por la falta de óvulos u hormonas. Por su parte, Gloria Castro, de unos 30 años, no consigue los medicamentos para la tensión y de la misma manera, nos enteramos de que no hay Digoxina para las afecciones cardíacas. Ni Diovan, para problemas cardíacos, Cetiriza para alergias o Ivermectina para enfermedades de la piel.

El gerente de una de una farmacia ubicada en Chacao reveló (bajo el anonimato) que cada dos o tres días los laboratorios los surten de algunos fármacos, una cantidad mínima, la cual satisface sólamente a tres o cuatro personas. Además, nos indicó que hay listas para que los clientes se registren e informarles cuando lleguen los productos que requieren con urgencia.

Datos aportados por la Federación de Farmacéuticos de Venezuela indican que son más de 15 las enfermedades para las que no hay medicamentos hoy en día: cáncer, arritmia, neoplasias, trastornos de ansiedad, depresión, epilepsia, hipertensión, gastritis, amibiasis, insuficiencia cardíaca, tensión alta, dermatitis, otros.

Alarma

Cecilia, de 43 años de edad, nos mira con cara de “no sé qué hacer” en una farmacia en Sabana Grande. Necesita su tratamiento para cáncer de pulmón y no lo consigue. Al saber que se trata de RNW, hace un llamado al Gobierno Nacional para que resuelva la situación a la brevedad.

Otra ilustración de lo que aquí ocurre es que chicos y chicas buscan condones y tampoco los encuentran, lo cual supone una preocupación extrema porque ante la falta de estos productos se podrían elevar las infecciones de transmisión sexual y, en mayor medida, el VIH.

Medicamentos por Internet… ¿Desesperación que podría llevar directamente a la muerte?

La Cámara Venezolana del Medicamento (Caveme) hace un llamamiento para que las personas no compren medicamentos por Internet que sean de dudosa procedencia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el 50 % de los fármacos vendidos por la Red son falsos. En la coyuntura en la que se encuentra el país, muchos de los entrevistados aseguran que han acudido a portales web para adquirir medicinas, lo que podría poner en riesgo su salud.

Recientemente, en el foro “Venciendo la sombra de la propiedad intelectual”, la directora de asuntos técnicos de Caveme, Mercedes Santana, relató que ante la escasez en el sector farmacéutico en Venezuela se han incrementado grupos organizados y particulares que ponen a disposición de algunos pacientes “desesperados y desprevenidos” medicamentos ilegales.

El llamado de las autoridades apunta a que la población no se preste a este tipo de prácticas comerciales que pone en riesgo su salud. Los fármacos ilícitos están presentes en todo el mundo y, en este sentido, la OMS señala que Asia es el continente donde se más se comercializan medicamentos falsos.

¿Cuándo se solucionará el problema?

El distrito de Miraflores publicó una lista de medicamentos esenciales en la que dispuso qué fármacos podrían ser vendidos en los establecimientos de salud del Estado. Además se ha reunido con diversas casas farmacéuticas para acelerar la producción de medicamentos, aunque expertos señalan que esto no solucionará el problema si no se liquidan divisas para la fabricación de fármacos o importación de las materias primas.

El Gobierno parece estar haciendo frente al problema. Esta semana en Suiza el ministro venezolano de salud, Francisco Armada, instó a los países miembros del Movimiento de los No Alineados a desarrollar esquemas en el marco de la Cooperación Sur-Sur para la formación de médicos y garantizar el acceso a los medicamentos e insumos que dignifiquen los servicios de salud.

En la misma estrategia de abastecer a las farmacias, el Poder Ejecutivo venezolano importó desde Uruguay una serie de medicamentos (antibióticos, drogas oncológicas y antirretrovirales, entre otros), después de admitir el déficit de medicinas en Venezuela que afecta en mayor medida a los pacientes oncológicos y a aquellos que urgen de fármacos radio-activos.

Ni sarna se puede tener

El panorama nos deja ver que sí se están activando poco a poco los mecanismos para acelerar la producción o importación de fármacos al igual que ocurre con otros sectores de la nación.

Son justamente los ciudadanos de a pie los que más sufren las consecuencias de malas políticas públicas o de la corrupción o golpes económicos sistemáticos. Al final de cuentas, a los venezolanos no les importan los culpables, para ellos lo más importante es hacerse de los productos “vitales” para su organismo.

Yo me declaro uno de esos venezolanos. Después de “pasear por farmacias y más farmacias” finalmente encontré los productos que requería. En una última interlocución, me dice una señora al oírme contar mi odisea a la vendedora: “yo sí tengo sarna, es el ambiente…, pero es lo de menos, mi esposo tiene problemas del corazón y no consigue la medicina”.

Me dejó sin más qué decir, ambos pagamos y nos marchamos. Espero que en unos meses ningún otro venezolano tenga que hacer un tour de farmacias por la ciudad y que aproveche su tiempo en cosas más productivas para el país.