La plegaria por la paz que unirá el domingo en el Vaticano al presidente israelí, Shimon Peres, y el palestino, Mahmud Abas, será apolítica, como quiere el papa Francisco, cuyo reciente viaje a Tierra Santa no ha sido del gusto de todos en Israel.
Tendrá lugar en plena crisis en el proceso de paz y en un clima de desconfianza entre Israel y los palestinos, inmersos en un conflicto interminable sin visos de solución.
El último episodio de fricción entre las dos partes se vivió esta misma semana, con la reactivación masiva de la colonización por parte de Israel en represalia por la formación de un gobierno de unidad palestino.
Para el papa, esta iniciativa sin precedentes constituye un ejercicio de equilibrismo tras su viaje de finales de mayo a Oriente Medio que, según los analistas, se ha visto “confiscado” por la política.
“Este encuentro de oración no será para llevar a cabo una mediación o para buscar soluciones. Nos reuniremos para rezar, tan solo. Después cada uno volverá a su casa”, insistió el papa a su regreso de Tierra Santa.
Él mismo reconoció que sería una “locura” por su parte hacer propuestas de paz.
Para el jefe de la Iglesia católica se trata de mostrar que las tres religiones monoteístas tienen raíces comunes y deben trabajar juntas por la paz.
El presidente israelí, acompañado por rabinos e imanes, y su homólogo palestino viajarán por separado a Roma.
Peres “hará especialmente hincapié en la importancia del diálogo interreligioso”, precisó su oficina, que recalca que la plegaria tendrá lugar en “un jardín desprovisto de símbolos religiosos que no es un lugar de oración para garantizar que sea conforme con la tradición judía”. El Gran Rabinato de Israel prohíbe a los judíos entrar en una iglesia.
Antes de su viaje, el premio Nobel de la Paz consultó al gran rabino sefardí Yitzhak Yosef. También recibió el aval del gobierno, aunque según el periódico Maariv el gabinete de Benjamin Netanyahu estaba dividido sobre la conveniencia de esta visita.
– ‘Socio para la paz’ –
Según la oficina de Peres, se hará “un llamamiento común a la paz a los pueblos de todo el mundo”.
Peres y Abas se conocen desde hace tiempo y se han labrado una reputación de moderados que les ha valido la aversión de los extremistas.
Shimon Peres suele calificar a Abas de “socio para la paz”, un calificativo que mortifica al primer ministro Netanyahu.
El presidente de la Autoridad Palestina no tiene inconveniente en reunirse con Peres, cuyo mandato termina en julio, pese a la tensión política.
“Nos hemos comprometido a ello, a petición del papa. No hay nada nuevo que vaya a cambiar esta promesa”, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores palestino, Riyad al Malki.
Aunque algunos palestinos lamentan que Francisco no haya condenado la colonización durante su estancia, Abas considera que su visita fue “histórica”.
“El papa vio con sus propios ojos la ocupación y el muro en Palestina”, declaró a la AFP el negociador Saeb Erakat.
Nadie duda de que la principal imagen de la peregrinación papal ha sido la oración silenciosa frente al “muro” de separación en Belén (Cisjordania). Algo que ha levantado ampollas entre la derecha israelí.
Los judíos ultraortodoxos tampoco han apreciado la eucaristía “impía” celebrada por el papa en el Cenáculo, un lugar que cristaliza las tensiones religiosas en la ciudad santa.
La prensa también se hizo eco de las discrepancias entre Netanyahu y su anfitrión sobre la lengua que hablaba Cristo. “Jesús hablaba hebreo”, dijo el primer ministro. “Arameo”, le corrigió el papa.
AFP