Nunca un pulpo fue tan famoso como el difunto Paul, capaz de alterar la programación de la televisión que tenía los derechos del pasado Mundial para que se emitiera, en directo y para todo el país, su previsión. Paul, que nació en enero de 2008 y murió en octubre de 2010 después de una vida feliz llena de flashes, predecía los resultados de la selección alemana de fútbol en la Eurocopa de 2008 y también en la cita de Sudáfrica, pero tuvo tanta repercusión que fue empleado como oráculo para otros partidos. Hizo pleno en el Mundial y ahora, en Brasil, buscan el mismo efecto con la tortuga Cabeçao. abc.es
Es la nueva mascota del campeonato y en su primer pronóstico dio por vencedor a Brasil ante Croacia, previsible pero alentador para el país anfitrión. Y también para Cabeçao, que de haber dado como favorita a Croacia hubiera desaparecido del mapa. La fiebre en Brasil por conquistar la sexta estrella está disparada hasta ese punto.
Cabeçao vive en un refugio de tortugas de Praia do Forte, a cien kilómetros de la calurosa ciudad de Salvador de Bahía. Tiene 25 años, es macho y se utiliza un método similar al del pulpo Paul para realizar los pronósticos. Colocan las dos banderas y una sardina en cada una de ellas, así que la tortuga únicamente tiene que escoger, dando por hecho que siempre tendrá hambre, claro. Con Paul, sin embargo, había más emoción y era más divertido ya que tenía que escoger entre dos urnas, ambas con alimentos, y las abría con sus patas. La parafernalia que se montó fue impresionante, y su muerte, traumática para el Sea Life Centre de Oberhausen, tanto que se alzó un monumento en su memoria.
Paul forma parte del Mundial paralelo que se vive siempre en toda competición y los brasileños quieren hacer algo parecido con Cabeçao, aunque costará que adquiera tanta fama. El pulpo arrasó en las redes sociales, fue lo más buscado en internet durante días, estuvo entre las noticias más vistas de la CNN e incluso en la BBC debatían sobre la nacionalidad del animal, ya que consideraban que era británico, pues nació en Weymouth pese a que vivió desde pequeño en Alemania. Pasó a ser la mascota de Sudáfrica sin que nadie recordara el nombre de la original (Zakumi, un leopardo) y hasta una asociación de ecologista pidió la liberación de Paul, aunque no tenía opciones de sobrevivir en el medio natural. Incluso en Madrid se pensó fichar al pulpo, pero no tenía cláusula de rescisión. Era intransferible.
Cuando Paul murió, se le quiso rendir homenaje con una película («Matar al pulpo Paul»), un thriller que se estrenó en agosto de 2010. Sus estadísticas revelan un asombroso porcentaje de acierto: cuatro de seis en la Eurocopa de 2008 (falló el pronóstico de la final entre España y Alemania) y ocho de ocho, pleno absoluto, en el Mundial de 2010. Cabeçao lo tiene muy difícil para superar al otro héroe del fútbol.