Ante el rotundo fracaso del diálogo con el gobierno, la MUD en su conjunto debería adoptar una línea de acción política unitaria, combinando la lucha electoral con la protesta callejera de los sectores populares golpeados por la inflación, la inseguridad personal, la escasez de productos y medicamentos, la violación de los derechos humanos, la represión y la libertad de expresión, la tortura y persecución a los estudiantes, la libertad de los presos políticos, la corrupción en CADIVI, y el regreso de los exilados.
El fracaso de las conversaciones, o del diálogo como eufemísticamente se llaman esas negociaciones, del gobierno con la MUD tienen que ver básicamente con que de los 4 puntos que plantea la MUD, 3 de ellos están fuera del alcance de Maduro; el desarme de los Colectivos Paramilitares, al igual que la designación de una Comisión de la Verdad y los Poderes Públicos de la Asamblea Nacional dependen del teniente Cabello. Sólo por la Ley Habilitante, entre otros recursos, Maduro pudiera liberar a todos los presos políticos; y aun así, la libertad de Simonovis dividiría al gobierno, ya bastante debilitado.
En otras palabras, por qué razones el régimen tendría que aceptar uno solo de esos 4 puntos que le plantea la MUD, que no sea una alta presión de la protesta nacional.
Ahora bien, está demostrado que para frenar, hacer retroceder y derrotar los planes de dominación del régimen, con la composición del actual CNE parcializado por el oficialismo, la lucha electoral es insuficiente. Pero igualmente también quedó demostrado con la paliza que se llevó el régimen en las últimas elecciones en las alcaldías de San Cristóbal y San Diego, que tenemos que salir a votar masivamente por los candidatos opositores. Es allí donde Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo, Vente Venezuela y Bandera Roja, entre otros, están en lo correcto. Por eso, con diálogo o sin diálogo, son reprimidos y perseguidos, tal como lo fue AD entre los años 1948 y 1958 durante la dictadura militar perezjimenista.
En el CEN de AD, electo en la VIII Convención Nacional, encontramos a Rómulo Betancourt, presidente, exilado. Valmore Rodriguez, primer vicepresidente, preso. Luis Lander, segundo vicepresidente, preso. Luis Augusto Dubuc, secretario general, “enconchado”. Alberto Carnevali, secretario de organización, preso. Luis Troconis, secretario de prensa, preso. Domingo Alberto Rangel, secretario de cultura, exilado. Luis Hurtado, secretario sindical, exilado. Ramón Quijada, secretario sindical, preso. Jorge Dager, secretario juvenil, preso. Manuel Quijada, secretario de propaganda, exilado. Braulio Jatar Dotti, exilado. Sólo César Hernández, secretario de finanzas, y Cecilia Nuñez, secretaria femenina, semiclandestinos. Luego la dictadura asesina a Leonardo Ruiz Pineda y Alberto Carnevali, entre otros.
AD es una organización política con fuertes bases populares y una larga experiencia de lucha como nadie en Venezuela; a mi juicio, llamada a actualizar y afinar en aspectos claves, su línea política. Particularmente, la radicalización de la relación de la MUD, y en ella AD, debilitaría aún más la precaria base de sustentación del régimen, especialmente en todo lo relacionado con los problemas económicos y financieros de Venezuela, que finalmente termina siendo su base política.
Tal como AD enfrentó la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez entre 1948 y 1958, actualmente Voluntad Popular está amenazada de inhabilitación. Su coordinador nacional, Leopoldo López, preso e incomunicado en la cárcel militar de Ramo Verde. El general Antonio Rivero, “enconchado”. Carlos Vecchio, en la clandestinidad y perseguido en el exterior. Los alcaldes de San Cristóbal, Daniel Ceballos, y de San Diego, Enzo Scarano, presos. David Smolansky alcalde de El Hatillo, por plantear la libertad de los presos políticos, fue expulsado por Maduro de una reunión en el Palacio Miraflores. María Corina Machado, atropellada su inmunidad de diputada y perseguida por la Fiscalía General, además de otras personalidades.
Esperamos que pronto la MUD, y en ella principalmente AD, entienda finalmente que estamos frente a una alianza de vocación tiránica, compuesta por un grupito de militares inescrupulosos y comunistas trasnochados, sometidos y colonizados por la Dinastía de los hermanos Castro en Cuba, que pretenden mantenerse en el poder eternamente, “a sangre y fuego”.