“En este país el humor se ha vuelto un arte dificilísimo, hasta te botan por eso y si eres caricaturista…peor, ni pintar se puede ya. Arre… todo el tiempo pues. Y pensar que en este país a todo le encontrábamos el lado cómico de la vida, que cualquier pretexto era bueno para montar una fiesta, nos la pasábamos con una sonrisota de oreja a oreja, ¿a dónde se fue todo esto ¡ah!, a dónde?” Esto me lo decía la amiga Corina de los Llanos al comentarme que en este país pasamos en estos 15 años, de la carcajada al insulto, la amenaza y la tristeza.
¿Qué cosas no? Radio Rochela, Cheverísimo, Bienvenidos, entre otros programas cómicos que tanto nos hicieron reír y humoristas como Emilio Lovera, Claudio Nazoa, Laureano Márquez ya no los disfrutamos en la pantalla chica. Definitivamente el humor que tanto nos ha caracterizado se ha venido desvaneciendo y en la última década, se ha convertido en otra víctima de la censura, objeto de multas y de juicios como es el caso de los caricaturistas Rayma y Weil.
El turno le llegó a Luis Chataing, ya no está “en todos los medios” en este país. Su programa ha sido liquidado por este régimen irracional, torpe e incapaz que disfruta amargando al pueblo, arrasando al buen humor. Gracias al sistema imperante la risa se nos trasformó en una mueca de miedo intenso a morir producto del hampa desatada, en una angustia desmesurada por conseguir las medicinas o los alimentos que necesitamos, en un frío que nos hiela la sangre cada vez que tenemos que pagar algo y vemos que todo está por las nubes, en definitiva, nuestra costumbre de reírnos ante la más grande adversidad se ha diluido.
Pero cómo se explica el enfado, la rabia perenne de los enchufados si lo tienen todo: poder, dinero, flota de aviones de PDVSA, vehículos con chófer, espalderos, todo al servicio de ellos, sus familias, amigos y allegados. Poseen y disfrutan de inversiones en el extranjero, mansiones, caballos y yates. Sus hijos estudiando en colegios privados aquí o afuera, en universidades imperiales, europeas y con todo eso viven bravos, con el cejo fruncido y con el insulto al otro a flor de boca… no me quiero imaginar cómo serán cuando pierdan el poder …porque todo se acaba.
Ahora, por presiones que estos malhumorados del régimen han ejercido al dueño de Televen, el amigo Luis se va de la TV. Y una se pregunta ¿si un empresario exitoso y trabajador, que debido a su posición económica y a su edad debería estar por encima del bien y el mal, cede ante la presión oficial y se desprende de uno de sus mejores talentos, qué le podemos pedir al empleado público que vive de su 15 y último? ¿Cómo le podemos exigir al docente de las escuelas públicas que no dicte clases a nuestros niños y adolescentes con los textos de adoctrinamiento elaborados por el sistema comunista imperante, si éste necesita su sueldito para sobrevivir? Y así en todos las áreas del quehacer público: los médicos venezolanos tienen que calarse a los cubanos y a los llamados integrales, los jueces tienen que aceptar directrices del régimen y así ejercer una justicia vidente, los del CNE tienen que esconder el ventajismo, los trabajadores y obreros petroleros tienen que callar ante la inseguridad industrial, por mencionar algunos …. Y es que todos los funcionarios, obreros y empleados públicos son constantemente amenazados con “botarlos” si alzan su voz de protesta, si no siguen las políticas equivocadas de un régimen que sólo brinda infelicidad al pueblo porque no sabe reír sino burlarse. Qué les decimos a ellos, si quienes más pueden se rajan…
La industria de la comunicación no es una empresa cualquiera, su principal misión es la democratización de la información, la defensa de la libertad de expresión, el respeto a la pluralidad, en fin, de la democracia. Por ende en estos momentos duros que vivimos, donde la dictadura utiliza todo su poder para silenciar y distorsionar la realidad, es cuando se impone que aparezca la templanza, la solidez de los principios y valores de los dueños de medios para no dejarse doblegar ante las amenazas y presiones del poder reinante.
Si bien la relación poder y medios siempre ha sido difícil y compleja, los valores democráticos, la República , tienen que estar por encima del interés económico. El prestigio y el éxito son producto de un trabajo arduo y sostenido, impensable arriesgarlos y peor aún, perderlos por rendirse ante la dictadura.
No olviden que todo pasa, todo se acaba… ¡El humor volverá!
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