Tras el fiasco en el Mundial-2014, España lloraba este jueves el “fin de un ciclo”, del juego ‘tiqui taca’ de pases cortos que la llevó a lo más alto, lamentando la “abdicación” de jugadores que consiguieron un triplete histórico y pidiendo una “renovación”. AFP/Elodie CUZIN
“Abdican”, titulaba en portada el diario catalán Mundo Deportivo. Un guiño a la coincidencia entre dos fechas históricas: la abdicación del rey Juan Carlos tras 39 años de reinado y la humillante eliminación de la roja en la primera ronda de Brasil-2014.
“Destronados”, abundaba El Periódico de Cataluña, bajo la fotografía de unos jugadores cabizbajos.
Junto a su puesto de churros, Carlos Mendoza, de 48 años, recordaba por la mañana con sus colegas las dudas de La Roja la víspera frente a la ofensiva chilena (2-0).
“Ha sido muy malo el partido, fatal”, decía. “Ya se acabó el ciclo, hay que empezar otro nuevo con gente más joven. Es como todo, en la vida y en el fútbol”, filosofaba.
También José Antonio Gómez, de 65 años, que vende bebidas frente al Palacio Real, donde los curiosos esperaban para ver al nuevo rey Felipe VI saludando con la reina Letizia desde el balcón, afirmaba: “La Roja, un desastre; tiene que renovarse”. “Parece como si fuera un fin de ciclo”, agregaba.
La impresión de un hundimiento repentino, de una capitulación violenta, ensombreció el ambiente en España.
Para el comentarista de Marca Santiago Segurola, la caída ante Chile en el estadio de Maracaná, de Rio de Janeiro, marca “el final de una generación formidable y el comienzo de una nueva época”.
Eso prueba además que la humillación sufrida el viernes pasado ante Holanda “no fue circunstancial”, sino que se debió a “errores gruesos y también a la sensación de fractura, de agotamiento”.
– ‘Tienen que ir los mejores’ –
Los aficionados lamentaban la falta de impulso de un equipo que, tal vez porque llevó al país a un triplete histórico –Euro-2008, Mondial-2010, Euro-2012– no fue renovado a tiempo.
“De los recuerdos no se puede vivir. Hay que llevar a jugadores que han salido durante la temporada, no jugadores que tengan nombres y que han hecho cosas en el pasado”, se indignaba el miércoles por la noche Celia Merinos, estudiante de 18 años, a las puertas del estadio Santiago Bernabéu donde se retransmitió el partido en pantalla gigante.
“Si tu no trabajas, no puedes entrar en la selección, tienen que ir los mejores, tengan o no tengan nombres”, lanzaba sin concesiones.
El ‘tiqui-taca’, el juego que valió su renombre al Barça y también a La Roja, fundado en la repetición de pases cortos, mostró sus límites.
“En los últimos años el toque le había podido al músculo, pero la circulación de la pelota era rápida y la presión intensa. Sin ninguna de esas dos características, la selección, repleta de triunfos en la vitrina, no fue capaz de imponer su juego”, analizaba Santi Nolla, director de El Mundo Deportivo.
Para su colega Ángel Lara, de Marca, lo ocurrido tiene un sabor más amargo para el portero y capitán de la selección y del Real Madrid, Iker Casillas, que contrariamente a otros veteranos como Xavi, Villa, Torres o Xabi Alonso, “no tenía pensado dejar la selección tras el Mundial”.
“Pero su actuación, reconocida por él mismo como mala, puede provocar que se haga a un lado”, indicaba.
Mientras avanzaba la mañana en Madrid, engalanada de rojo y gualda con cientos de banderas de España para la proclamación de Felipe VI como nuevo rey, algunos veían llegado el momento de la renovación.
“Hemos perdido el mundial pero no importa”, afirmaba Eduardo Chaperón, un economista de 24 años que agitaba una bandera, como en los grandes triunfos de La Roja, en el centro de la capital, con una corona inflable sobre la cabeza. “Es un día nuevo con un rey nuevo. Tenemos que celebrar”, agregaba.