Los insurgentes sunitas sumaron este sábado en Irak a sus conquistas después de más de 10 días de ofensiva un puesto fronterizo con Siria, mientras desde el extranjero cunden los llamamientos a la formación de un gobierno de unidad nacional.
Los presidentes francés y norteamericano pidieron el viernes por la tarde la instauración de un gobierno de unidad nacional. El grupo del primer ministro Nuri al Maliki, un chiita en el poder desde 2006, ganó las legislativas de abril pero no consigue formar gobierno por las profundas divisiones en el partido.
Ante el caos en el que está sumido Irak, el presidente de Estados Unidos Barack Obama prometió enviar consejeros militares para ayudar al ejército contra la gran ofensiva lanzada el 9 de junio por los insurgentes sunitas, y el jefe de la diplomacia, John Kerry, viajará a Europa y Oriente Medio para discutir sobre la crisis iraquí.
En el terreno los insurgentes sunitas junto con los yihadistas del Estado Islamista en Irak y en Levante (EIIL) tomaron durante la noche del viernes al sábado el puesto fronterizo de Al Qaim, uno de los tres puntos de paso oficiales entre Irak y Siria.
Los insurgentes, combatientes del EIIL y otros grupos, “controlan Al Qaim y sus alrededores”, según un lugarteniente coronel de la policía, y varias familias de la ciudad se han unido a los millones de iraquíes que han huido de los combates.
Los rebeldes sirios del Ejército Sirio Libre (ASL) y del frente Al Nosra (Al Qaida en Siria) habían tomado hace una semana los alrededores de este punto estratégico tanto del lado sirio como del iraquí. Durante la noche se retiraron de la parte iraquí pero siguen controlando la zona de Siria.
Los yihadistas del EIIL, que aspiran a crear un Estado islámico en la porosa frontera con Irak, también están presentes en Siria, donde avanzaron el viernes en la provincia oriental de Deir Ezzor, una importante victoria junto a la toma de Al Qaim.
– Desfile chiita en Sadr City –
Al mismo tiempo, en la capital, combatientes fieles al poderoso líder Moqtada al Sadr, que anunció la creación de una nueva fuerza, los Saraya al Salam (brigadas de la paz en árabe), hablaron en las calles del barrio de mayoría chiita de Sadr City.
Algunos iban de camuflaje, otros de negro y desfilaron con kalashnikovs, fusiles de asalto y lanzacohetes en la mano. Algunos gritaban el nombre de “Mahdi”, el 12º profeta para los chiies y otros el nombre del ejército de Moqtada al Sadr, oficialmente disuelto en 2008.
Algunos portaban pancartas en las que se podía leer: “Nosotros nos sacrificamos por ti, Irak”, “No, no al terrorismo”, y “No, no a Estados Unidos”.
Se unen a los miles de iraquíes que ya se han prestado voluntarios para luchar contra los insurgentes tras la llamada del gobierno, pero especialmente de Ali al Sistani, el más alto dignatario chiita del país, una figura muy respetada.
– Unidad nacional –
A nivel internacional se multiplican las peticiones de que se forme un gobierno de unidad nacional para sacar el país del caos.
Se acusa al primer ministro de haber marginado a la minoría sunita, alienado a sus socios kurdos y chiitas y de haber preparado el terreno para la ofensiva yihadista con una política confesional.
Barack Obama y el presidente francés François Hollande insistieron el viernes por la tarde en la necesidad de instaurar “un gobierno de unidad nacional” en Bagdad, ya que las profundas divisiones confesionales han propiciado la insurrección sunita.
AFP