El régimen no puede ocultar su terror. Tiene miedo a la gente en la calle exigiendo sus derechos, a periodistas y a humoristas que osan desafiar la censura, a cualquiera que diga la verdad, en la radio o en un tribunal. Tienen miedo hasta de ellos mismos.
Hicieron del miedo una política de Estado que ahora se ha devuelto y los ha atrapado. Saben que la imposición del modelo de sumisión en Venezuela fracasó y que la más monstruosa corrupción e incompetencia hace inminente la adopción de medidas económicas que impactarán muy duro los bolsillos venezolanos.
La confesión de Giordani -descarada apología de la amoralidad- confirma lo que todos sabemos: la terminal descomposición del régimen, la derrota del socialismo del siglo XXI y el avance de sus pugnas internas por el poder. Es inútil querer engañar al pueblo con gastos obscenos en propaganda y compra de medios; la realidad demoledora se vive en el mercado, cuando no puedes comprar esta semana lo que te alcanzó la pasada. Y las madres van a los hospitales y a las morgues…
Frente a este colapso, la dictadura dispuesta a todo para prolongar su agonía recurre a la brutal represión y persecución política; respuestas ineludibles de un régimen acabado.
Todo el poder del Estado no puede frente a la conciencia de un ciudadano libre. Nuestra fuerza es moral; nuestra lucha es de principios. Por eso, cada derrota moral que le atestamos al régimen, representa un paso firme hacia su derrota política.
Nuestra fortaleza ética se transformará en efectivo avance político al concentrar toda nuestra energía en un gran movimiento social con un objetivo claro: el cambio del régimen por vía constitucional lo antes posible. Por ello, líderes de todos los sectores y regiones del país hemos convocado al gran congreso ciudadano para la reconstrucción nacional; un movimiento de movimientos en el cual todos podamos expresarnos, escucharnos, debatir y acordar los consensos fundamentales para la transición democrática y para la Venezuela que nos merecemos, y para asumir las responsabilidades de cada uno en la ruta por la liberación nacional. Esto es sin duda, a lo que más le teme el régimen.