Brasileños y chilenos tiñeron de color y ambiente de fiesta los alrededores del estadio Mineirao de Belo Horizonte para el partido de octavos de final del Mundial.
Desde primera hora de la mañana, los aficionados fueron llegando al estadio en un goteo constante, ataviados con camisetas, gorros y todo tipo de adornos con los colores de su selección.
Brasil juega en casa y eso se nota. El verde-amarillo de la Canarinha se impuso por goleada al rojo de Chile, por lo menos en la entrada al Mineirao.
La ‘Marea Roja’ chilena, omnipresente durante la fase de grupos en las ciudades donde Chile jugó, parecía este sábado un tanto desaborida.
Aún así, los hinchas chilenos se hacían sentir con sus cánticos habituales, opacados rápidamente por los aficionados locales.
Los chilenos Víctor Cornejo y Diego Sepúlveda tomaban tranquilamente una cerveza antes de ingresar al estadio. Llegaron ayer a Brasil, con unos billetes de avión que compraron hace ocho meses, casi prediciendo que la Roja jugará en Belo Horizonte este partido.
“Hoy vamos a ganar. Escribiremos la historia”, señaló a Efe Víctor, quien añadió que si las cosas no le van bien a su equipo y Chile cae, se quedarán de vacaciones disfrutando de las bondades del país.
No solo los chilenos han recorrido un largo camino para presenciar este clásico sudamericano. Jeusline Ferreira y una amiga vinieron desde el estado brasileño de Pará, al norte del país, para ver en directo a Neymar y compañía.
Ambas cantan alegremente al ritmo de las batucadas callejeras y se muestran optimistas de cara al partido. “Hoy jugamos en casa y vamos a ganar 2-1”, afirma.
Y entre brasileños y chilenos, algunos intrusos de otras nacionalidades se colaron en la fiesta. Destacaban varios grupos de mexicanos, fácilmente reconocibles por sus banderas tricolor y los sombreros de mariachi.
Uno de ellos contó que tenía entradas para el duelo de hoy y para el choque entre México y Holanda de mañana en Fortaleza.
“Queríamos ver a España hoy en Belo Horizonte pero no se pudo”, comentó con resignación.
Texto y fotos cortesía EFE
