Desde siempre los venezolanos hemos enfrentado y resuelto las dificultades que nos han aquejado a lo largo de todo el proceso político de la nación; con paciencia, tesón y aprovechamiento de las oportunidades, hemos sabido encontrar los momentos para las patadas históricas como las estampadas un 19 de abril a un tal Emparan, un 23 de enero a un dictador y, aún en plena etapa de vida democrática.
Diríamos que la clave de los éxitos obtenidos para lograr el viraje deseado, ha estado representado en el consenso logrado en cada momento. Hubo uno trascendental de unidad de los venezolanos, en elecciones celebradas en 1952 para frenar a Marcos Pérez Jiménez, cuando los votantes de entonces se unificaron en torno a los partidos políticos de la época para respaldar la candidatura de Jóvito Villalba. Sin embargo, en aquella oportunidad, como pensamos pudo haber ocurrido en los sufragios de hace un año, la voluntad del electorado fue escamoteada y hubo que calársela, como decimos en criollo.
Y, como vemos el panorama político del país, podríamos hoy utilizar una de las llanerísimas expresiones del extinto presidente Herrera Campins para anunciar: “Hay que ponerse las alpargatas, porque lo que viene es joropo”, y el cantante que desató el baile fue precisamente uno de los más altos personeros del chavismo, quien destapó la olla en ebullición que dejó dentro del PSUV el comandante eterno antes de marcharse.
Estamos, por lo menos, en un momento interesante: Giordani dijo lo que dentro del PSUV viene comentando cuanto chavista encontramos al paso: “Soy chavista, pero no madurista”. ¿Le suena esa expresión? Ella refleja una realidad, el partido de gobierno se quedó sin el liderazgo carismático que encarnaba Hugo Rafael; más aun, se quedó sin liderazgo, y eso está significando el derrumbe del proyecto que coloca actualmente al país en un turbulento mar, sin timonel.
No hay que tener entonces ningún poder extrasensorial para entender, que aquella enfermedad que ha atacado a los partidos más fuertes y favorecidos por los votos de la mayoría, se está apoderando del cuerpo visiblemente traumado del PSUV.
Por esa razón y, porque tal vez como nunca en estos últimos 15 años la unidad de los venezolanos conscientes está logrando significativos avances unitarios, quienes nos encontramos de este lado tenemos la obligación de enseriarnos en nuestras posiciones, y prepararnos y trabajar en función de la responsabilidad que se nos viene encima, como es la de asumir muy pronto las riendas del gobierno para el rescate nacional.
A muy poco tiempo, tendremos la primera oportunidad de ocupar el lugar que nos corresponde dentro de la hoy denominada Asamblea Nacional, y posteriormente el momento de avanzar hacia lo que podremos calificar como el revolcatorio,que nos permitirá quitarnos de encima la pesadilla que hoy frustra todos los hermosos sueños de un país tan noble como el venezolano.
Pero eso solo podremos lograrlo sin las mezquindades que, en oportunidades no tientan a alejarnos de los propósitos comunes de quienes deseamos retomar el rumbo de un país que se nos ha ido de las manos. Como puede ocurrir en el seno de cualquier familia, deberemos mantener nuestros criterios individuales, pero con el compromiso de no sacrificar los ideales supremos de alcanzar ese objetivo final que es la propia felicidad. Por eso, vale la pena tomarlo en serio.
Twitter: JJMorenoA